Cuando se celebra el 60º aniversario de Naciones Unidas conviene recordar un dato que con frecuencia pasa inadvertido. El secretario general de la ONU nunca ha sido un norteamericano. En cambio, el responsable del PNUD, siempre ha sido estadounidense. La razón es que Estados Unidos ha permitido que las labores de representación institucional recayeran en otros mientras que mantenía bien controlado el organismo que maneja el dinero.
Según algunos funcionarios que han trabajado en Naciones Unidas, el problema más que de corrupción es de duplicidad, burocracia e irregularidades. La intermediación y la impunidad generan irregularidades, apuntan. Por eso sostienen la necesidad de fomentar cambios de actitud y crear una cultura en el que los preceptos sean vinculantes.