Un periódico surcoreano daba la voz de alarma sobre una ejecución sumaria ocurrida en la vecina y hermética Corea del Norte: el régimen de esta dictadura comunista habría castigado con la pena capital a un grupo de música al que pertenecía la novia del actual presidente, Kim Jong-un.
Dos acusaciones se vertían sobre los desafortunados ciudadanos norcoreanos: pornografía y posesión de Biblias. Es imposible garantizar la veracidad de ninguno de los hechos relatados por la prensa extranjera, ni la veracidad de las acusaciones del gobierno de Corea del Norte. Pero la noticia, verdadera o falsa, sirve para recordar la persecución a la fe que ejerce este régimen sanguinario.
De hecho, es conocido que, aquellos que intentan cruzar la frontera para escapar de las atrocidades que se comenten en Corea del Norte, reciben instrucciones muy precisas de cómo intentar lograr su libertad: una vez que la atraviesen, tienen que buscar un edificio con una cruz en una torre.
No saben quién es Cristo ni lo que la fe significa, pero sí les ha llegado la noticia de que allí, en las iglesias, se protegen y se defienden la vida, la libertad y la dignidad de cada persona.
Enric Barrull Casals