Rusia, Francia y Grecia podrían hacer peligrar la vida, la familia, la libertad de enseñanza y el bien comúnHa sido este un fin de semana de cambios de Gobierno en Europa. Los ha habido en Rusia, Francia, Grecia y en un länder de Alemania. Y su denominador común ha sido el giro hacia políticas que, en general, no respetan los principios no negociables definidos por el Papa Benedicto XVI: vida, familia, libertad de enseñanza y bien común
En Rusia, Vladimir Putin ha vuelto a la Presidencia tras ser investido en una ceremonia en la que juró ante la Constitución de su país, menos de 24 horas después de un enfrentamiento entre opositores y policías en el centro de Moscú, que concluyó con al menos 436 detenidos. Putin, quien el próximo mes de octubre cumplirá los 60 años de edad, ya ejerció como presidente de Rusia en dos mandatos anteriores, entre 2000 y 2004 y entre 2004 y 2008. En 2008 no pudo presentarse a la reelección porque la Constitución rusa prohíbe más de dos mandatos consecutivos en la Presidencia. Putin ha regresado al Kremlin con un mandato extendido de cuatro a seis años, gracias a una enmienda constitucional aprobada por el Parlamento a finales de 2008. Es decir, Putin quiere perpetuarse en el poder. Y son de sobra conocidas sus políticas autoritarias frente a sus adversarios políticos, políticas que en ocasiones no han respetado la dignidad humana: el nuevo presidente ruso ha sido criticado por las violaciones de derechos humanos en su país. 
En Francia, como se sabe, el socialista François Hollande será el próximo presidente de la República tras imponerse con el 51,7% de los votos al candidato conservador, Nicolas Sarkozy, que obtuvo el 48,3% de los apoyos en la segunda vuelta electoral celebrada ayer. Hollande dijo que entre sus prioridades estará la de impulsar una "reorientación de Europa hacia el empleo, el futuro y el crecimiento". Pero los socialistas, ya se sabe, son partidarios de políticas de reingeniería social: las promesas de Hollande implican el restablecimiento del Ministerio de Derechos de las Mujeres y mayores facilidades para el aborto o acceso gratuito a la contracepción para las jóvenes, informaba El País.
En Grecia, los dos partidos del Gobierno de coalición -el conservador Nueva Democracia y el socialista Pasok- acusaron un fuerte retroceso en las elecciones legislativas celebradas ayer. Nueva Democracia venció con el 19,2% de los votos, mientras que el Pasok con el 13,8% pasaría a ser la tercera fuerza política más votada, por detrás de la coalición de izquierda radical Syriza que logra el 16,6%. Con estos resultados, Nueva Democracia obtendría 108 de los 300 la Cámara legislativa, mientras que los socialistas se quedarían en 41, por lo que no alcanzarían la mayoría necesaria para repetir su Gobierno de coalición. El líder de ND, Antoni Samarás, anunció anoche que está listo para liderar "un Gobierno de salvación nacional". Pero los otros cinco partidos que han conseguido representación parlamentaria son todos de extrema izquierda o de extrema derecha. Y, por tanto, todos también con escaso respeto a la dignidad humana. Así que el panorama en Grecia es de órdago.
Es decir, cambios políticos en Europa: peligran la vida, la familia, la libertad de enseñanza y el bien común.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com