La cruel rebeldía del Gobierno del PSOE, difamando a los pastores de la Iglesia y avisando con despedazar los pactos con la Santa Sede, sólo puede sujetarse a dos razones. Una, a una penetrante especulación anticatólica y la otra, a la osadía de instrumentalizar a la Iglesia Católica para soliviantar un arranque desfavorable en parte de su electorado, ya que su campaña electoral ha pervertido su proyecto político. En ambos casos esta conducta muestra al presidente del Gobierno una total incapacidad para conducir España, bien por su tentación dictatorial o bien por su ineptitud política. La Santa Sede ha corroborado las exhortaciones electorales de la Conferencia Episcopal Española. Dichas sugerencias para ejercer su derecho al voto, entran dentro de las competencias y autonomía de los obispos españoles. Los prelados, en todo momento, pueden sugerir razonamientos inspirados en el Evangelio para informar a los católicos que, en todo caso, deben votar con discernimiento, libre y responsablemente. Es importante cuidar la estética de la próxima campaña electoral, pero mucho más importa vigilar su ética ya que el consumidor potencial de la publicidad política, el elector, tiene perfecto derecho a manifestar su juicio sobre determinados idearios electorales, castigando con un mayoritario rechazo todas aquellas opciones políticas que no reparan en medios, en modos ni formas, con tal de ganar votos. Clemente Ferrer Roselló clementeferrer@yahoo.es