Sr. Director:
Desde las elecciones generales de marzo pasado se ha detectado un cambio de talante en el Gobierno de la nación. Sobre todo, en sus últimos cuatro años, el señor Aznar nos gobernó de forma autoritaria y adusta, sin tener en cuenta la opinión de los ciudadanos, en especial los de ciertas autonomías. Incluso se permitió embarcarnos en una guerra en contra de la voluntad mayoritaria -expresada con claridad en las calles- de todos los españoles. Pero, por otra parte, algunos elementos del PP se sentían reacios a llevar a cabo algunas reformas que hubiesen resultado muy positivas, porque -según decían- "ellos gobernaban para todos y no podían imponer sus convicciones a los demás". Y así, el aborto, la corrupción moral, la marea rosa y otras lindezas fueron consentidas o fomentadas para no "imponer sus convicciones" a algunos sectores marginales de la sociedad.
Ahora, con el PSOE, el talante de Gobierno ha cambiado radicalmente: ellos están dispuestos a imponer sus reformas sin complejos: ni aceptan el criterio del Consejo General del Poder Judicial, ni consultan al Tribunal Constitucional, ni les importa la oposición manifestada por amplios sectores de la sociedad... ni siquiera la propia opinión de algunos destacados socialistas: "Esto no tiene marcha atrás", ha afirmado el señor Zapatero, ante la oleada de protestas que ha levantado su programa de reformas sociales.
El PSOE se manifestó en contra de la guerra de Iraq, pero está desencadenando una guerra dentro de España: la que ha declarado contra todos aquellos que no opinamos como ellos; en especial, contra los católicos, esos ciudadanos de segunda a los que se deben negar incluso los derechos fundamentales de credo y opinión, porque sólo es auténtico demócrata aquél que opine como ellos. El PSOE alcanzó el poder democrática y legítimamente, pero lo está ejerciendo antidemocrática e ilegítimamente para excluir de la vida política a un amplio sector de la sociedad española e implantar su muy democrático talante: si la Iglesia no se somete, acabará perdiendo hasta las subvenciones que recibe de los impuestos que pagan los propios católicos. Y todo esto lo están haciendo con el único respaldo del 26% de la población, que es lo que representan los 10 millones de votos que obtuvieron: ¡¿Qué hubiesen hecho con una mayoría parlamentaria?!
¿Se acuerdan de Hitler, ese político que alcanzó el poder en legítima elección democrática, pero inmediatamente comenzó a promulgar leyes que discriminaban a sus opositores y otorgaban todos los derechos a sus seguidores? Efectivamente, el talante de Gobierno en España ha cambiado: ¡Ahora es abiertamente dictatorial!
José Alberto Fernández
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