Impresionante. Todavía quedan vestigios, quizá más de los que pueda parecer, del alma del español tradicional, con conciencia del ser español, sofocada quizá por las extrañas circunstancias históricas de todo carácter que atravesamos.
Testimonio de expresión de una grandeza en declive, a la espera del bandazo al timón de la Historia que tantos anhelan.
Me atrevo a incluirle un anónimo de una persona mayor que refleja en su letra temblorosa evidentes rasgos de grandeza de ánimo y elevado espíritu. Pero sin conocimientos sobre la manera práctica de hacerse oír, escudada en el anonimato, cuelga en un tablón de anuncios de un lugar público, un billete de reducidas dimensiones con el siguiente texto.
«La verdadera Historia de España se conserva en la memoria, el recuerdo y el conocimiento de la Historia real que ha marcado su futuro con los grandes acontecimientos históricos de carácter bélico, cultural y religioso, y las acciones de héroes, mártires, escritores y santos que la mentira histórica nunca podrá suplantar a la verdadera.
En la España de comunistas y socialistas, se pretende impedir que se cuente la Historia tal como fue: que los comunistas y socialistas asesinaban a los españoles por ser católicos, por ir a misa, llevar sombrero o leer el ABC, y no pueden impedir que se sepa que Francisco Franco ganó la guerra y dirigió los destinos de una España destrozada y la convirtió en la novena potencia mundial.
No pueden admitir que se sepa que España era una nación grande, libre, unida y próspera, y pretenden impedir que se sepa que las persecuciones, los asesinatos más salvajes, la quema de iglesias, las profanaciones de las imágenes religiosas fue llevado a cabo por los rojos y bandos republicanos. Y para colmo, desde 1985, con la firma real, cuatro millones de niños han sido abortados. La Historia nunca olvidará a la España de ahora bañada en sangre por el aborto».
Parece digno de hacerle honor abriendo sus páginas a personas anónimas como esta que no pueden hacerse leer, reprimidas por el ambiente generalizado de la pérdida del sentido de nuestra Historia y de la conciencia de la unidad española.
José Navas Luque.