La noticia se filtró primero a los medios de comunicación; el ministro de Industria, Miguel Sebastián la dio por buena y manifestó su satisfacción; el martes 21, SEAT emitía un comunicado para decir que ni confirmaba ni desmentía, pero que el presidente del Grupo iba a dar una rueda de prensa. En la mañana del miércoles se hacía oficial que SEAT fabricará en Martorell el Q3, el todoterreno de Audi que llega para salvar a 1.500 trabajadores del despido.
Cuatro plantas del Grupo Volkswagen en Alemania, Hungría, Eslovaquia y España se disputaban la pieza y la firma jugó al mejor postor. El presidente de SEAT, Erich Schmitt, que nunca ha creído en la viabilidad de la marca, exigía hace un mes que los trabajadores de Martorell rebajaran aún más sus pretensiones si no querían que los muchachos de las otras factorías se llevaran el gato al agua. Volkswagen pedía dos años de congelación salarial y se quejaba de la escasa flexibilidad de los sindicatos, mientras Schmitt insistía en que otras factorías ya habían hecho su oferta. Finalmente habrá un año de congelación y una subida del IPC en el siguiente.
A la hora de difundir el anuncio oficial, Schmitt no dudó en colgarse la medalla: Es una noticia por la que hemos luchado en los últimos meses, dijo en esta ocasión. El presidente ejecutivo de SEAT no dudó, sin embargo, en recordar que a la congelación de salarios habrá que añadir medidas adicionales. A pesar de que los trabajadores votaron la congelación salarial, Schmitt anunció que habrá que ir más allá de lo decidido en el referéndum.