De Rodríguez Zapatero puede decirse algo parecido a lo que Chesterton comentaba de Bernard Shaw: es como la Venus de Milo. Todo lo que nos queda de él es admirable. Estoy dispuesto a discutir bravíamente contra la legión de personas que repiten que Zapatero es tonto. A pesar de su sonrisa y a pesar de su Gobierno, sostengo que el jefe del Ejecutivo español es un personaje listo, muy largo, además de un animal político de primer orden. Puede que no tenga un adarme de inteligencia, pero esa es otra cuestión y, en ningún caso, patrimonio de la política. Este fin de semana Zapatero volvió a demostrar en la Convención del PSOE lo listo que es. La primera regla de la imagen política es que no se debe decir aquello que la gente no está dispuesta a creer, aunque sea cierto. Y, al contrario, puede decirse una mentira siempre que resulte verosímil. Pues bien, el Presidente equiparó al PP con la extrema derecha. La afirmación es falsa, naturalmente, pero la radicalización de España, forzada por el propio Zapatero, permite que muchos estén dispuestos a aceptarla. Con sus palabras ZP estaba abriendo un hueco para la nueva derecha que desea. La derecha nacionalista catalana de CiU y vasca del PNV. Y también para aquellos elementos del PP que pueden romper esta formación, tales como el alcalde de Madrid, Alberto Ruíz Gallardón.
Con esta genial definición Zapatero intenta conseguir no sólo gobiernos de coalición con los nacionalismos conservadores, sino también, quitarle al PP el voto centrista en aquellos electores empadronados fuera de las llamadas comunidades históricas. Es así como el presidente más radical, y más sectario, de toda la democracia, puede arrebatarle al PP el voto centrista. El único problema es que el enfrentamiento que su radicalismo ha provocado entre las dos españas, ha reducido ese voto centrista, cuya definición ha sido siempre difícil.
Es igual. Zapatero el Largo, que no el Sabio persevera en sus dos grandes objetivos: que Artur Mas llegue a la Presidencia de la Generalitat, y en consecuencia acepte entrar en el Gobierno de España y lograr la pacificación de Euskadi, aun a costa de las injusticias históricas que sean menester, y atraerse al PNV.
De esta forma, habrá conseguido que, en efecto, el PP parezca un partido de extrema derecha. Un tipo inculto, un tipo listo.
Eulogio López