La derecha no acepta que el socialista Javier de Paz sea el único delfín. Tras el abandono de Pizarro, el candidato del primer partido de la oposición es el consejero delegado de Inditex, que ya lleva tres años como consejero de Telefónica. Isla no ha conseguido imponerse en Arteixo por la omnipresencia de Amancio Ortega. Lo más importante: saber si Alierta seguirá hasta pasadas las próximas elecciones generales o se irá inmediatamente antes; lo más probable es lo primero
Un mes antes de las elecciones generales el presidente de Telefónica, César Alierta, sorprendía a la parroquia con el nombramiento de un hombre del Partido Popular, Manuel Pizarro, y otro del PSOE, Javier de Paz, como consejeros de la principal española por capitalización. Ambos son amigos de Alierta y ambos hombres caracterizadísimos dentro de esa geografía empresarial que poseen los grandes partidos. Pizarro no ha ejercido como consejero, y sólo acudió a una sesión, dado que Rajoy le convenció para ser el número dos del Partido Popular. Tras el fracaso electoral, don Mariano prescindió de sus servicios y Pizarro, por dignidad personal, decidió no regresar al Consejo tras haberse despedido oficialmente. Otra cosa es que acepte la oferta de Esperanza Aguirre para sustituir a Miguel Blesa en la Presidencia de Caja Madrid, en marzo de 2009.
De Javier de Paz, lo primero que hay que decir es que es un consejero muy especial; trabaja en Telefónica, a tiempo completo, algo que no ocurre con ningún otro, con excepción del presidente Alierta y del consejero delegado, Julio Linares. Amigo personal del presidente Zapatero, que le utiliza como correo del zar entre la clase empresarial y Presidencia, e igualmente próximo al ministro de Industria, Miguel Sebastián. De hecho, Alierta espera que el nuevo titular de Industria meta en vereda a Reinaldo Rodríguez, que está boicoteando la compañía. En cualquier caso, tanto Pizarro como De Paz precisan los tres años de historia en el Consejo que imponen los estatutos de Telefónica, lapso que resultó clave cuando el relevo de Juan Villalonga.
Y ese es, precisamente el plan. A un empresario exitoso como Alierta, que ha convertido a Telefónica en la primera empresa del país y cuarta de las telecomunicaciones en el mundo, no se le puede echar si él no lo desea. Ahora bien, Alierta valora de Javier de Paz, a quien considera un amigo leal, y sabe que no aspirará a sucederle sino cuando Alierta quiera marcharse. El plan previsto es a la vuelta de un cuatrienio, lo que significa, atención, que nos situamos después de las próximas Generales... y cuando Javier de Paz lleve ya un trienio en el Consejo.
Y ahí es de donde entra el Partido Popular, que una cosa es estar dividido y otra estar atontado (al menos, se presupone una diferencia). Miguel Arias Cañete, a pesar de su reciente defenestración en el aparato, continúa siendo, como la pasada legislatura, el hombre que propone nombres para empresas, consejos públicos, etc. Él es quien ha recordado a Rajoy que el PP dispone de un Pablo Isla, que ha ocupado la Dirección General del Patrimonio, a quien Alierta propuso como su sucesor en Altadis y que ahora es el consejero delegado de Inditex, propiedad de Amancio Ortega, el hombre más rico del país, con estupendas relaciones con la Moncloa y Sebastián.
Y ojo, porque Isla no lo está pasando bien en Arteixo. El brillante gestor ni tan siquiera ha conseguido hacerse con el poder que tuvo José María Castellano, quien llevaba la empresa mientras Ortega se dedicaba al diseño. Ahora no, ahora Ortega se ha hecho gestor, el papel de su segundo se difumina. Además, no ha podido hacer equipo. Se llevó a poca gente consigo y algunos, caso de José María Druet, le han neutralizado. Dicho de otra forma, Isla está en situación de disponible para suceder a Alierta. O, al menos, así lo creen en el PP.
Y un dato importante: lo previsto es que Alierta, a quien nadie intentará echar hasta que él no lo decida -al menos si los resultados siguen acompañando-, se mantenga hasta pasadas las próximas elecciones generales, esto es, entre tres y cuatro años. En cualquier caso, ya sabíamos quién era el candidato del PSOE, ahora, tras el paso fugaz de Pizarro, ya sabemos quién es el candidato del PP.