Este jueves se ha votado la Ley de Aído en el pleno del Congreso. Sin novedad, la ley ha sido aprobada. Con prisas, que como dice el refrán, son para los ladrones y los toreros malos. Pues bien, hace una semana se votaba el texto en la Comisión de Igualdad del Congreso. El PNV reconocía que habían bajado el listón, pero es que Y es que, efectivamente, el nuevo texto señala que las niñas de 16 años puedan abortar con el conocimiento -que no consentimiento- de uno de los progenitores, salvo que las relaciones con sus padres no sean buenas. O sea, nada. El PNV ha tenido que transigir. Es que sino el PSE les arrebata las poltronas del entramado empresarial vasco. Y el PNV es PNV, SA, ante todo una sociedad de colocación.
Por su parte, Tardá no termina de enterarse del texto y todo resulta muy confuso. Da la sensación de que hay que aprobarlo como sea. El esperpento no acaba ahí. Cuando llega el momento de votar, la presidenta de la Comisión, Carmen Calvo, se hace un lío, no sabe cuáles son las enmiendas que hay que votar, se le olvidan otras. Un cachondeo que pone en evidencia que ha habido voluntad de acelerar el trámite de la ley, que la calidad jurídica es manifiestamente mejorable, que la chapuza se impuso en la tramitación y que la voluntad de Calvo era pasar página cuanto antes y como sea. No se pierdan el vídeo porque no tiene desperdicio.
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15/12/24 07:00