Ocurrió el pasado miércoles en el conocido restaurante Antonio de Puerto Banús (Marbella). Unos jeques árabes, totalmente alcoholizados (en contra del mandato de su religión), rociaban de Moët Chandom a quien se cruzara por su camino. Una muestra despreciable de "nuevos ricos" que se permiten una ducha con un espumoso no barato, riéndose de nuestra riqueza controlada.
Algunos viandantes increparon la actitud chulesca de los jeques. Un espectáculo deprimente que ocurre al poco tiempo de que Marbella decretara 3 días de luto oficial por la muerte del rey Fahd. Y todo ello con el petróleo a 64 dólares que es lo que permite semejantes excesos. Lamentable.