El Papa Francisco anunciaba el tema del mensaje para la 48 Jornada Mundial de la Paz que se celebrará el uno de enero de 2015: "Ya nunca más esclavos, sino hermanos".
Un lema claro y concreto. Con frecuencia se piensa que la esclavitud sea un hecho que pertenece al pasado. Sin embargo, esta plaga social se encuentra fuertemente presente también en el mundo de hoy.
Como seguramente aún recordaremos, el Mensaje para el 1º de enero de 2014 estaba dedicado a la fraternidad: "La Fraternidad, fundamento y camino para la paz". El ser todos hijos de Dios hace, en efecto, a los seres humanos, hermanos y hermanas con igual dignidad. La esclavitud hiere mortalmente dicha fraternidad universal y, por tanto, la paz. La paz, en efecto, tiene lugar cuando el ser humano reconoce, en el otro, un hermano que posee la misma dignidad.
Como estamos viendo cada día, en el mundo contemporáneo, son múltiples los abominables rostros de la esclavitud: el tráfico de seres humanos, la trata de los emigrantes y de la prostitución, el trabajo esclavo, la explotación del hombre por el hombre, así como la mentalidad esclavista respecto de las mujeres y los niños.
Y sobre esta herida especulan vergonzosamente individuos y grupos aprovechando la situación causada por tantos conflictos en curso en el mundo, así como por el contexto de la crisis económica y de la corrupción.
¡La esclavitud es una terrible laceración abierta en el cuerpo de la sociedad contemporánea, es una gravísima herida en la carne de Cristo! Me parece muy acertado el mensaje.
Jesús Martínez