El pasado domingo, 20 de mayo, la Iglesia celebraba la XLVI Jornada de Comunicaciones Sociales.
Con este motivo, Benedicto XVI dijo: "Para escuchar la Palabra es necesario el silencio. Tanto el silencio como la palabra son partes integrantes del proceso comunicativo". Se podría interpretar que al hablar del silencio nos quiere decir que para ser un buen comunicador es preciso saber escuchar, igualmente para juzgar las opiniones de los demás, aunque no estemos conforme o discrepemos sobre sus argumentos.
El Papa siguió diciendo: "El silencio es necesario para que percibamos, acojamos y asumamos la verdad, sobre todo, la Verdad que proviene del Padre". No podía estar más de acuerdo, puesto que el escuchar, te enseña a aprender, más si todos queremos hablar al mismo tiempo o pisarle al interlocutor la conversación y, no digamos, si pretendemos cortarle, etc.
Con ello damos la impresión de que no nos interesa, o que está equivocado, o que no sabe lo que dice, etc. El Papa sigue más adelante: "En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro. Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante".
Haciéndome eco de lo que leí en una página web: "No sé si Benedicto XVI estaba pensando en los tertulianos de radio y TV españoles", pienso que no, a pesar de que estos si se adaptan plenamente a las palabras del Papa, me parece que tienen mucha razón porque da la casualidad de que en todos los medios españoles, sobre todo en las tertulias, se ha degenerado mucho. Al parecer, se trata de hablar más, no menos, y siempre por encima del adversario.
"Será en el silencio, subraya el Papa, en la escucha y en la acogida de la Palabra donde se nos revele el verdadero rostro del Padre, el cual envió a su Hijo Único para la salvación de todo el género humano. Antes de lanzarnos a comunicar la Palabra de Dios es muy importante que aprendamos a escuchar y contemplar, tal como hizo María, que guardaba todas estas cosas en el corazón".
Creo que estas palabras son el broche final de la XLVI Jornada de Comunicaciones Sociales.
Pedro J. Piqueras Ibáñez