Hay algo mucho peor que un palet el paleto cosmopolita, capaz de hablar en español y en inglés y no pensar en ninguno de los dos idiomas.
El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Manuel Conthe, es un hombre que ama a los medios anglosajones. Ya lo dijo en su día: (cuando estaba en el Banco Mundial) nunca me sentía como aquí, donde nunca sé por dónde me van a salir los periodistas. Naturalmente, que no debe usted temer nada de Financial Times, Wall Stret Journal, Reuters, etc. Siempre, eso sí, que les responda a sus preguntas. De otra forma, darán por cierta la información. En su país, en España, sin embargo, usted se permite el lujo de no responder a las preguntas de los medios informativos, refugiado tras una pléyade de asesores que tampoco responden a pregunta alguna y que incluso se dedican a denigrar a los profesionales. Sí, es lógico que se sintiera más a gusto en Washington que en Madrid: le obligaban a ser mucho transparente.
Pues bien, ayer, el Pichi de la CNMV lanzó otra andanada contra los medios informativos españoles. Aseguró, muy serio, que sólo Financial Times, un medio extranjero se habría atrevido a publicar que los tres máximos mandatarios del BBVA se han blindado por 122 millones de euros si se les ocurre despedirles. Esto, además de de los mastodónticos salarios, fondos de pensiones, etc.
Y a ello hay que responder dos cosas. La primera, que la noticia (no los salarios, sino el blindaje) la publicó un medio español, justamente el que usted está leyendo, el martes 28 de febrero, mientras Financial Times lo hizo el miércoles 1 de marzo. Ese periódico británico que tanto alaba Conthe, más que nada para insultar a la prensa española, que es la que le golpea, no hizo otra osa que copiar a Hispanidad, sin citar, claro está, y, eso sí, añadir un cálculo muy periodístic lo que se llevan estos señores representa el 7% de lo que reparten entre los accionistas. Pero claro, Hispanidad no es del agrado de don Manuel, el Pichi de la CNMV.
Eso sí, tiene razón en que los escandalosos salarios de Francisco González, José Ignacio Goirigolzarri, y José Maldonado, no han sido glosados lo suficiente por la prensa española, entre otras cosas porque el poder que tanto SCH como BBVA tienen sobre los grandes medios informativos es tremendo. Ahora bien, ¿No se olvida de algo, señor presidente? ¿No es usted el regulador, es decir, el protector del inversor y del pequeño accionista? ¿No es usted el que pretende un Código de Buen Gobierno que trate de impedir que nadie meta la mano en la caja o que, sin meterla, utilice la empresa que gestiona para su enriquecimiento personal más allá de lo que aconseja el sentido común y los intereses de los accionistas? Mal por los medios españoles, que cuando se trata de los realmente poderosos, por ejemplo de Emilio Botín o Francisco González, se esconden en la objetividad periodística. Pero también mal por un regulador que es el responsable de, al menos, por muy legal que sea, sacarle los colores a la cúpula del BBVA, que parece atesorar dinero, cuanto más mejor, no vaya a ser que pierdan el cargo. Si no, ¿de qué estamos hablando cuando hablamos de Buen Gobierno?
Porque la verdad, hasta el momento, el regulador ha sido fuete con los débiles y débil con los fuertes. La CNVM sólo se atreve con chiringuitos financieros, pero no con los grandes bancos, cajas de ahorros o grandes intermediarios bursátiles. Hacer recaer sobe la prensa toda la responsabilidad resulta, cuando menos, curiosa. Porque si es la prensa la que debe enfrentarse a los poderosos de la economía: ¿para qué existe la CNMV, y para qué cobra usted su sueldo, señor Conthe?
Todo ello no quita, y esto es lo más triste, que, en efecto, la reacción de los medios españoles cuando se conocieron los sueldos abusivos de la cúpula del BBVA, los medios no hubieran echado mano del precitado recurso a la objetividad, que no deja de ser la genial excusa de la mentira en periodismo. La objetividad no sólo es un objetivo imposible, sino, sobre todo, un cáncer, considero que el más grave, del periodismo actual. Y aquí tienen el mejor ejempl publicar que FG cobra 4,1 millones de euros, es decir, objetividad químicamente pura, ¿es mucho o es poco? Que los tres espadas acumulen 87 millones de euros en pensiones, ¿es lo habitual en compañías de su tamaño o no lo es? Y si fuera comparable, ¿se concilia eso con el trato de ese equipo directivo a los accionistas? ¿a la plantilla? ¿Y a los clientes?
Que tres personas se asignen un blindaje de 122 millones de euros, ¿tiene alguna razón de ser?
La prensa no se ha hecho esas preguntas. Simplemente se ha limitado a informar objetivamente. Si las hubiera respondido, la información habría resultado mucho más subjetiva y mucho más sincera. Y no se preocupen porque el periodista juzgue. Los partidarios del objetivismo periodístico siempre dicen que el lector no es tonto y sabe leer más allá de los datos. Pues por la misma razón, porque no es tonto, también sabe leer más allá de los juicios de valor, e incluso de las filias y de las fobias del periodista. Sólo hay una situación en la que el lector no puede hacerse una correcta composición de lugar: cuando no se le proporcionan la información necesaria para establecer un juicio ecuánime, por la sencilla razón de que le falta el complemento idóneo para los datos desnudos: la explicación de los mismos. Por eso hay que pasar del periodismo objetivista al periodismo explicativo.
Pero nada de esto justifica al Pichi de la CNMV, el Pichi de Madrid.
Eulogio López