El nuevo Código Penal eleva las penas e incluye los nuevos delitos surgidos en los últimos 10 años. Entre las novedades se incluye la tipificación de quien falsee las cuentas o los balances incluidos los auditores. Un paso decisivo y muy positivo que puede ayudar a mejorar la transparencia en las sociedades mercantiles y evitar que la enronitis se pudiera volver a producir.
Meter en el saco a los auditores resulta también muy apropiado. Porque la supervisión externa ofrece garantías frente a accionistas, proveedores y clientes. Y en la práctica totalidad de los últimos pufos, siempre existe un auditor firmón detrás. Es verdad que el supervisor externo no es un policía. Pero tampoco puede ser un cómplice.