"Tienes un hijo que lo amas como a nada en el mundo. Y de pronto te lo arrancan, porque sí, porque quieren". Así comienza la cuña publicitaria, que estos días emite Radio 10 en Argentina, pidiendo la liberación del último secuestrado, un muchacho de nombre Nico. El audio refleja el sentir del pueblo argentino. Un pueblo que vive asustado por una práctica, que se ha convertido ya en habitual y casi impune.

 

Porque el problema del Ejecutivo Kirchner no es de falta de capacidad, sino de falta de voluntad. Bajo su ideología montonera, los delincuentes son víctimas de una sociedad injusta y, por tanto, hay que ser condescendientes con ello. Esta filosofía ha empujado a los delincuentes a la calle, sabedores de la inmunidad que les ampara. Lo mismo que ocurrió con los piqueteros.

 

Ahora que el problema social se encuentra en niveles alarmantes, el gobernante recapacita. Quizás había que haber reprimido más y mejor el delito. Pero ya es un poco tarde. Ahora sí que hay falta de capacidad. Y ahora aparecen las madres desesperadas. Como la "mamá" de Nico, el último chico secuestrado que azota la conciencia argentina. "Estoy desesperada. No pueblo hablar. Nico, si me estás escuchando, este domingo cumple años tu hermano y te estoy esperando todo el tiempo", clama la madre entre sollozos. Escalofriante.

 

Más. Porque el ambiente de inseguridad que se vive estos días en Argentina empuja a la población a hacer el atillo y marcharse. Y también a los ejecutivos de empresas extranjeras, foco principal de los secuestradores que ya no quieren seguir aportando su capacitación profesional poniendo en riesgo su propia vida. La estupidez montonera genera inseguridad, miedo, pánico, lloros y huidas. ¡Eso es gestionar!