Noticia lanzada en fin de semana, para que pasara más inadvertida. El Banco de Inglaterra, es decir, el Tesoro público británico, es decir, el conjunto de los ingleses, se dispone a ayudar a las entidades financieras a salir de la quiebra, a costa de cambiar activos dañados por deuda pública.

Y eso en la liberal Inglaterra, que nos ha enseñado a todos lo muy liberales que son los mercados financieros.

En Estados Unidos también han cedido ante el pavor que produce la crisis. Mi sospecha es que son los propios intermediarios financieros los que precipitan una crisis como preámbulo necesario para acceder a los fondos públicos, al dinero de todos, es decir, al dinero de los demás. Y así, para que la Morgan -qué buenos que son-, acepte quedarse con un banco en crisis, y no cunda el pánico, el Gobierno Bush ha hecho lo propio.

Ayudemos al pobre banquero, pues perder el dinero de los demás, es decir, que los demás pueden perder su propio dinero por habérselo dejado al banquero.

En buena tesis liberal, un banco que no sabe gestionar sus activos debe quebrar. En liberalismo pata negra, deben quebrar y los depositantes -pasivo- quedarse sin sus ahorros. Esto último me resulta injusto, por cuanto en las sociedades occidentales no se puede vivir sin ser clientes de banco, porque todo está bancarizado. Ahora bien, utilizar el dinero de otros para paliar la gestión manirrota de crédito de una entidad me parece inenarrable. Pero nadie dice nada. Ni los liberales.