Había levantado expectación el acto organizado por el diario económico Cinco Días con el ministro de Industria, Comercio y Turismo, José Montilla, y buena parte de los primeros espadas de la vida empresarial española. Sin embargo, en el mejor estilo del hombre de los socialistas catalanes, la reunión no dio para mucho. Hispanidad.com creyó ver bostezar a un difunto en la sala.

 

Lo cierto es que ni las preguntas más osadas lograron que Montilla sorprendiera a la audiencia. Eso sí, dos de los asuntos más tratados, el Protocolo de Kyoto y la situación de los astilleros de Izar, se resolvieron en clave de política nacional: echándole la culpa al Partido Popular.

 

Es cierto que la ministra de Medio Ambiente de José María Aznar, Isabel Tocino, situada a veinte metros del actual ministro, fue la culpable de una negociación lamentable sobre derechos de emisiones. El PP no confiaba en el crecimiento de la economía española y se pilló los dedos. Y también es cierto que el Gobierno Aznar ocultó los recelos de la Comisión Europea ante las ayudas oficiales a los astilleros públicos Izar. Y los socialistas tienen razón para quejarse de ambas cosas.

 

Ahora bien, al parecer, le resulta mucho más fácil afear la conducta del PP que pelear con Bruselas en nombre de los intereses españoles. Las ayudas recibidas por los astilleros públicos son una minucia comparadas con las subvenciones que el Gobierno francés ha otorgado a sus empresas punteras, como France Telecom, a quien salvó de la quiebra a cambio de 9.000 millones de euros, a Alstom, a quien, asimismo, ha salvado de la quiebra por una cantidad que ni los más osados se atreven a calcular, a la informática Bull, a la eléctrica EDF y siga usted contando.

 

Respecto al Protocolo de Kyoto, estamos en las mismas. Francia y Alemania simplemente se negaron a cumplir el Plan de Estabilidad y se negaron a admitir sanciones de Bruselas. Sin embargo, los socialistas, esclavos de su muy ecologista programa electoral, se empeñan en cumplirlo Kyoto aunque ello suponga un desastre para la industria española. El ministro no desecha la posibilidad, abierta hoy por el diario La Gaceta de Negocios, acerca de elevar los impuestos sobre la gasolina para pagar los derechos de emisiones. Que es tanto como decir que el conjunto de los españoles financie la metedura de pata de Isabel Tocino y los gases contaminantes de las empresas transportistas, eléctricas, etc.