CiU se planta por el déficit de infraestructuras en Cataluña
Llamazares apunta que el "traje de centro" es incompatible con un pacto de izquierdas. El PNV está dividido y Coalición Canaria se ha echado en brazos del PP. En caso de no aprobar las cuentas, aplicarán un ‘plan B' para hacerlo nada más pasar las elecciones generales. Solbes arremete contra Castells y recuerda la obligación de las CCAA de mantenerse en superávit.   No lo tiene nada fácil el Gobierno para aprobar las cuentas públicas. Solbes trabaja a destajo para presentar una presupuestos del 2008 que sean vendibles para los catalanistas. Necesita el acuerdo de ERC y CiU, así como contentar al presidente de su partido, Manuel Chaves. Así que incrementará notablemente las inversiones en Cataluña y Andalucía. Todo un ‘sodoku'.

 Está por ver sin embargo que el asunto termine de calar entre los catalanistas de todos los partidos. CiU y ERC podrían aliarse para exigir al gobierno central responsabilidades por el déficit de infraestructuras en Cataluña. Si Montilla no accede al acuerdo –que no lo hará- tendremos el lío montado. Además, la generosa diferencia entre lo presupuestado y lo ejecutado hace que los catalanistas no se fíen del gobierno. Ahora exigen que si no se cumple el presupuesto, haya una indemnización para Cataluña. Como siempre, la discusión por el dinero.

El conseller Castells señala que el Gobierno central no ha cumplido sus compromisos contenidos en el Estatut. Solbes salta con la violencia estilo Solbes –es decir, más bien moderada- y señala que "yo no le doy la razón". Pero como nuestro ‘vice' es muy ‘finico' aclara que eso no significa que no la tenga. En opinión de Solbes, el Gobierno ha cumplido "estrictamente" lo que decía el Estatuto. Por supuesto, Castells no opina lo mismo. Es un problema de contabilidad (sinónimo de mentira) y de "metodología", según el término empleado por D. Pedro. El caso es que no se entienden.

A todo ello súmenle la bronca al interno de la coalición de CiU, que ya no toca poder. Mas desea acceder a la presidencia de la Generalitat y Durán al ministerio de Exteriores. Con el Gobierno que sea.

Por otra parte, el apoyo de los nacionalistas vascos a las cuentas públicas tampoco hay que descontarlo. Es verdad que ya han despejado el debate sobre el cupo vasco y que eso ayuda al acuerdo. El buen rollo de Felipe González diciendo que José Jon Imaz era de lo mejor que le había pasado al PNV avala el acuerdo. La posibilidad de que finalmente ZP apruebe en la siguiente legislatura un plan Ibarretxe rebautizado, también. Pero muchos ‘peneuvistas' temen quedar ‘emparedados' entre el PSOE y Batasuna. Y no les gusta.

Por lo demás, Llamazares señalaba este jueves en La Gaceta que Zapatero "se había hecho un traje de centro" y que con dicha indumentaria era muy difícil alcanzar un acuerdo de izquierdas. Claro que eso es lo que dice y otra cosa es lo que haga. Porque el PSOE todavía tiene en la recámara la subida del salario mínimo y de las pensiones. El superávit del conjunto de las administraciones públicas ha sido mayor del previsto, así que existe margen suficiente para regar. Además, existe la práctica garantía de que Solbes no se va a quejar. Pelillos a la mar.

En cuanto a Coalición Canaria, nada que hacer. Los canarios están más que molestos por la agresiva campaña que López Aguilar realizó para el 27M, lanzándoles a los fiscales a la cara. Ni olvidan ni perdonan y se han echado en brazos de los ‘populares'.

Así que seguro, seguro, sólo queda el Bloque Nacionalista Gallego. Poco. Insuficiente. El debate presupuestario será apasionante. En todo caso, Solbes señala que van a seguir negociando los presupuestos y que su deseo sería contar con el mayor consenso posible y si es posible, un consenso "activo". pero el 1,8% de superávit no termina de gustar a los partidarios del gasto que le acusan de "fundamentalista" del superávit. Solbes se defiende que necesitamos el colchón para poder responder mediante los estabilizadores automáticos sin grandes complicaciones.

En el peor de los escenarios, el gobierno echará mano del plan ‘B'. Consistiría en prorrogar y evitar el debate y el desgaste de tener que darle a Cataluña la hijuela. Quedaría muy mal desde el punto de vista político porque evidenciaría la soledad del Gobierno. Pero desde el punto de vista práctico, les permitiría presentar unas nuevas cuentas nada más pasar las elecciones. Si las gana, claro. Los escenarios están abiertos.