Es conocido que el actual ministro del Interior, José Antonio Alonso, era un activo militante de Jueces para la Democracia, la sección "progresista" de los jueces. La misma asociación de donde ha salido la vicepresidenta primera, Mª Teresa Fernández de la Vega, la primera mujer en formar parte de esta entidad a la que se afilió como secretaria judicial.

 

Toda una compacta organización judicial con fuertes conexiones con el PSOE. Pues bien, estos jueces "progresistas" anulan el concepto de libertad para reducir los problemas de comportamiento al exclusivo "pecado social". Si alguien delinque es porque la sociedad le empuja a ello. De esta forma, desaparece el concepto de libertad, responsabilidad individual y protección social.

 

Esta era la filosofía que regía la actuación de José Antonio Alonso en su etapa como juez de lo penal en los juzgados de la Plaza de Castilla. Su "garantismo" -aseguran fuentes judiciales- le llevaba a aplicar atenuantes o eximentes incompletas a los delincuentes que Alonso convertía en "víctimas de la sociedad". "Es una pena que no pudiera aplicarse la pena", señalan jocosamente en ámbitos judiciales, que observaban con impotencia la ausencia de justicia cuando un caso era conocido por el juez Alonso.

 

La anécdota no tendría la mayor relevancia -dentro de un orden- si no estuviéramos hablando del actual ministro del Interior. De seguir con su particular filosofía, el máximo responsable de reprimir la violencia y los delitos convertirá el ministerio en una ONG con voluntad pedagógica. Se olvida de que la cárcel tiene también una función redentora para el mismo preso y que pagar con la merma de libertad los delitos cometidos tiene un valor pedagógico insustituible.

 

Por lo demás, Alonso defendía en sus tiempos de portavoz de Jueces para la Democracia que el acceso a la judicatura se pudiera hacer desde las facultades de Políticas, siguiendo el modelo francés. Si tenemos en cuenta que Políticas de la Complutense -donde cursó su segunda licenciatura- es la "reserva espiritual" del marxismo, troskismo y demás lindezas de la extrema izquierda, entenderemos la afrancesada propuesta del actual ministro del Interior.