La situación está tensa en el seno de la CEOE. Su presidente se encuentra entre dos fuegos. Por una parte, el Gobierno que le exige responsabilidad, es decir, que no levante la voz. Ya saben, las cosas están mal, necesitamos transmitir una imagen de unidad y de paz social. Por otra parte, sus empresas, todas ellas de sectores regulados. Él siempre ha albergado la esperanza de que su posición le permitiera gozar de una atalaya desde donde salvar sus intereses empresariales. O sea, convertir el billete malo de la lotería en el premiado.
Pero la otra pata son sus compañeros de la CEOE que le exigen posiciones duras con el Gobierno. Es la condición para garantizar su apoyo. Las rupturas se han producido en las últimas semanas. Primero fueron los presidentes regionales, luego Manuel de Lara. Un presidente de la CEOE no puede remar con Fomento de frente. De momento se ha dado un mes de plazo. Ganar tiempo. Porque Ferrán pretendía acabar sus días profesionales como reina madre de la patronal. Pero la explosión de sus problemas empresariales ha hecho imposible cumplir con sus planes.
Andrés Velázquez
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