La deslocalización no es un problema, sino una oportunidad. O mejor, una eficiente asignación de recursos que permite la especialización, la viabilidad de algunos negocios y la mejora tecnológica de los países menos desarrollados. Esta es una de las conclusiones del informe mundial de Naciones Unidas sobre inversiones extranjeras, presentado en la mañana del miércoles 22 en Madrid.

"Hay que desmitificar la deslocalización como algo negativo. No siempre cuesta empleos y en ocasiones es la única forma de sobrevivir", señala el secretario de Estado de Turismo y Comercio, Alfredo Bonet. Además, Bonet, advierte que no se ha producido una avalancha de inversiones hacia la Europa del Este durante  2003, por lo que hace pensar que el movimiento deslocalizador no será tan dramático como había sido anunciado. "Lo que hay que hacer es producir un entorno agradable para las empresas, pero no se puede luchar contra un fenómeno que resulta inevitable", señala Bonet. ¿Cuáles son esas políticas destinadas a crear un entorno agradable? El secretario de Estado no contesta: "La respuesta excede a mi competencia".

Pero lo más llamativo es que durante el primer semestre de este año, el motivo principal de las desinversiones extranjeras de España no ha sido la deslocalización, sino que responde más bien a la estrategia compradora de ciudadanos españoles.