La reunión de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea se saldó el lunes 6 con un lamento por la elevada cotización del euro respecto al dólar. Las declaraciones del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, ya han dejado de tener eficacia y el Ecofin lanza la pelota a la Administración Bush para que actúe de manera decidida contra el doble déficit. Un mensaje parecido al que ya emitiera hace algunas semanas el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato.
Estados Unidos ya ha anunciado su intención de controlar de manera clara el déficit fiscal y Bush ha comunicado su intención de reemplazar al secretario del Tesoro. Además, las críticas del Ecofin ponen de manifiesto la incapacidad de la Unión Europa para solucionar sus problemas y la falta de autoridad de los bancos centrales para controlar a unos mercados más fuertes que la propia autoridad monetaria.
El problema es que un euro fuerte debilita las exportaciones europeas, encarece las inversiones directas en la zona euro y eleva artificialmente las rentas empresariales de las multinacionales norteamericanas. Por contra, un dólar débil fomenta la inversión directa en la zona dólar y hace más fácil las exportaciones norteamericanas. El déficit fiscal y comercial devalúa el dólar en su intento de compensación y facilita el crecimiento económico.