Para los españoles puede resultarnos algo lejano pero la dimisión del presidente Nixon, en el año 1974, supuso un punto de inflexión en la vida política norteamericana. Este drama no aborda las causas que lo precitaron a tal decisión (muy bien contado en Nixon o en Todos los hombres del presidente) sino que analiza el intento de limpiar su imagen ante la sociedad norteamericana.
En 1977 el ex presidente Nixon aceptó conceder una sola entrevista acerca de su mandato y del escándalo Watergate. De todos los periodistas que habían solicitado ser sus confesores sorprendentemente eligió a David Frost, un periodista británico, más showman televisivo que informador. La razón era muy sencilla: el ex presidente pretendía aprovechar la simpatía que despertaba Frost, además de su inexperiencia en el campo político, para ganar los corazones y mentes de los estadounidenses. Lo que ocurrió en esos encuentros, vistos por más de 45 millones de espectadores, es ya historia
Sólo un buen director es capaz de hacer ameno un drama político de este calibre en el que asistimos a un verdadero duelo de titanes. Durante el mismo conocemos un poco más la personalidad de Nixon, un hombre aparentemente gris, poco telegénico, pero dotado de una gran astucia. Pero, posiblemente, lo que asombra de este relato es que Frost consiguió arrancar a su entrevistado revelaciones sinceras, algo que en el campo político es prácticamente imposible.
Porque aunque El desafío: Frost contra Nixon es una historia muy americana, supone toda una lección de lo que debiera ser el ejercicio del periodismo: independiente, veraz y valiente, no sólo con expresidentes sino con políticos en ejercicio que toman decisiones que a diario cambian el curso de la vida de los ciudadanos de su país.
Resulta recomendable ver este drama político en versión original subtitulada porque la impresionante voz de Frank Languella, en el papel de Nixon, lo merece. Su actuación y la de Michael Sheen (Tony Blair en La Reina) son un derroche de talento. Tanto es así que el primero ha sido nominado, merecidamente, al oscar como mejor actor.
Para: Los aficionados a los dramas políticos y los interesados, en general, por la historia y la política norteamericanas.