Sr. Director:

Todavía sigue abierta la herida causada por el Decreto de 28 de mayo del PSOE paralizando la LOCE en lo referente a la asignatura de la religión. ¿Recuerdan Vds. el calor y la indignación que despertaba hace tan solo unos meses en la izquierda española lo que ellos mismos llamaban (esa enfermiza obsesión por tildar con palabras contundentes y apocalípticas cualquier movimiento opositor de sus quimeras) política del decretazo, del anterior Gobierno popular?

Sucede que ahora, cuando la poética de la vicepresidenta Fernández de la Vega, evocando versos cocidos en pucheros más capaces que los suyos, intenta convencernos de que hasta el mismo aire de la calle se respira mejor (aún no sabemos qué tempestades traerán los vientos que se movieron en España los! días 11, 12, 13 y 14 de marzo), el Real Decreto socialista, que sale adelante dando la espalda a la voluntad del 85% de los padres españoles que desean educación religiosa en condiciones de no discriminación para sus hijos, se vende por parte del Ejecutivo como un ejemplo de talante democrático (permítanme la palabrita, que por sobada empieza ya a provocar hilaridades inconvenientes) y de buen hacer.

Ya termino. En sus Memorias, el Cardenal pone de manifiesto que la degradación de la enseñanza religiosa a la categoría de facultativa era no más que el primer paso de una estrategia que se encaminaba hacia la supresión total de la religión en la sociedad y la cultura de su país. Sabían bien los comunistas que la educación de los jóvenes marca el futuro de una sociedad. Cuando en la actualidad escuchamos corrientes de la izquierda en España apuntando en la misma dirección, llega la hora de hacer frente a estas tendencias por parte de quienes no estamos dispuestos a dejarnos extirpar nuestra identidad y nuestras raíces, lo que somos y lo que esperamos, en definitiva, lo más noble y lo más excelente que hay en nosotros. La presión por parte del pueblo húngaro hizo rectificar afortunadamente la senda tomada por el partido comunista. Hoy somos nosotros los que nos encontramos en una encrucijada parecida. Ante las miles de voces que ya se han levantado y que no dejarán de levantarse ¿demostrará el Gobierno de Zapatero menos talante democrático (otra vez la palabra) que aquellos que han pasado a la Historia por la tiranía que ejercieron sobre los mismos a quienes habían prometido defender? Eso queda por ver...

Tamara Sánchez

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