El pasado 30 de julio, Baena (Córdoba) vivió un apasionante pleno. Su alcalde, el socialista Luis Moreno, deja para el final una moción de IU donde reclama la retirada del crucifijo de la sala de plenos. Alegan que es discriminatorio y que choca contra el Estado aconfesional. Moreno recuerda con fuerza que la Constitución mandata a los poderes públicos a colaborar con la Iglesia católica y con el resto de confesiones.
Desde luego, descarta que un crucifijo pueda ser discriminatorio y recuerda que la mayoría de la población de Baena es católica por lo que su corporación no puede ser ajena a esta realidad. Así que termina el pleno concluyendo que mientras que yo sea alcalde este crucifijo estará aquí; se levanta la sesión. Interesantísimo documento ahora que el PSOE se dispone a plantear una reforma de la Ley de Libertad Religiosa. Estaría bien que los prebostes socialistas escucharan la voz de sus alcaldes. Una voz clara, transparente y contundente.