Ignasi Nieto se mantiene firme en la reducción de subvenciones a los molinillos. Iberdrola exige que no haya retroactividad. La fuerza de los hechos está obligando a volver al carbón. La norma del Gobierno pretende terminar con una energía que se ha convertido en un foco de especulación con cargo al erario público.
Si se contempla el cuadro adjunto, es posible darse cuenta de lo cara que nos está saliendo la muy verde y ecológica energía eólica. Para ser exactos, la sobreprima pagada al final, todo se pasa con cargo a tarifa, que es lo mismo que decir con subvenciones públicas- en 2005 a la energía eólica se elevó a 771 millones de euros, esto es, el 37,75% del déficit estructural de la tarifa.
La energía eólica funciona del siguiente modo : comunidades y ayuntamientos otorgan una concesión, una licencia, con lo que el agraciado ya cuenta con una cartera de proyectos. Incluso puede venderla, sin desarrollar el proyecto, a la Gamesa de turno. Al final, el asunto acaba en el operador, por lo general un conjunto de accionistas comandados por una eléctrica.
Por eso el nuevo secretario general de la Energía, Ignasi Nieto, se ha apresurado a recortar la prima a la energía eólica. EL decreto consiste en poner lo un suelo y un techo, especialmente a la sobreprima. Los productores han puesto el grito en el Cielo, e Iberdrola, la primera empresa del mundo en energía eólica, recuerda al Ejecutivo que no puede ampliar el decreto el 1 de enero de 2007, porque la ley establece que el sistema en vigor será válido hasta el 1 de enero de 2008, y no acepta la retroactividad jurídica. En eso tiene razón, pero Nieto insiste en que hay que terminar con la sangría de la energía verde, pero cara, muy cara. Recordemos que Zapatero quiere que la tarifa de la luz suba lo que el IPC, mientras que su vicepresidente económico, Pedro Solbes, estaba dispuesto a ganarle ese pulso en pleno año electoral. Pero ni Solbes puede tanto: al final, la tarifa se quedará en el IPC. A primera hora de la tarde del miércoles, el ministro de Industria, Joan Clos, lo dejaba claro: el IPC. Un secreto: el coste de la luz no es alto en España.