Se llamaba Mina Abboud Haroan, tenía 39 años y su único crimen era ser un sacerdote copto ortodoxo. Mina Abboud Haroan, como muchos cristianos en Egipto, era una presa fácil para los fundamentalistas.
Lo asesinaron el pasado sábado, según informa Zenit, "un grupo de hombres, probablemente extremistas islámicos, bajó de un vehículo, detuvo al sacerdote mientras caminaba por el barrio y le dispararon a quemarropa, dándose a la fuga".
El sacerdote no murió de inmediato, fue conducido al hospital local donde murió horas más tarde. Al cierre de estas líneas, durante este lunes, han muerto cuarenta y dos personas en los enfrentamientos entre manifestantes a favor del depuesto presidente Mursi y fuerzas del ejército. Más de 300 egipcios han resultado heridos.
La comunidad copta teme una radicalizacion de la violencia contra esta minoría cristiana egipcia por parte de los grupos islamistas más radicales, en un contexto especialmente difíil.
Los propios Hermanos Musulmanes han llamado a la Intifada.
Sara Olivo
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