España ‘exporta' ideología de género a Hispanoamérica a través de la AECI. El 0,5% del PIB de ayuda al desarrollo sirve como plataforma para la ‘exportación ideológica'. Pero Hispanoamérica no va a tragar. "Mi hija sale de la escuela; antes analfabeta que depravada", me dice una madre panameña preocupada.

Acabo de regresar de Panamá donde el Gobierno de Martín Torrijos ha recortado su currículo académico en casi un 40%. ‘Casualmente' una de las asignaturas que salen del corpus académico de los estudiantes panameños es la asignatura de religión. Y ‘casualmente' también, la Mesa por la Concertación dispone un proyecto de asignatura que casualidad de la casualidad se llama Educación para la Ciudadanía.

Como las casualidades nunca vienen solas, los dos ejes sobre los que se asienta la asignatura son: formación constitucional y tratados internacionales y educación ético-cívica. Y por si fuera poco, la vicepresidenta De la Vega dedica los veranos a ‘hacer las Américas', pero esta vez en plan ‘misionero'. Su objetivo es ‘exportar' ideología de género, relativismo ético, igualdad con cuotas, agenda homosexual y lucha contra la violencia de género al modo español, es decir fracasado.

¿Dinero? No hay problema: paga la AECI, que para eso la cooperación en salud sexual y reproductiva -eufemismo de aborto- se ha convertido en una de las prioridades de las políticas de cooperación de España. Y la cuantía no es menor: el Estado español ha alcanzado ya el 0,5% del PIB en ayuda al desarrollo y tiene como objetivo alcanzar el 0,7% a lo largo de la presente legislatura.

Así que todas estas casualidades nos permiten afirmar que Exteriores tiene un plan para ‘exportar' Educación para la Ciudadanía en Hispanoamérica. El objetivo es claro: con la misma excusa española de formación en valores constitucionales, introducir la teoría de género, la agenda homosexual y el relativismo ético. En realidad, son los lobbis feministas (abortistas), homosexuales y laicistas los más interesados en la introducción de esta polémica asignatura.

No es extraño que el resultado de estos grupos de presión sea el mismo que en España. La diferencia entre España e Hispanoamérica es que si en España se ha producido ya un movimiento objetor que supera ampliamente los 40.000 objetores, en Hispanoamérica la respuesta puede ser mucho más contundente. Los pueblos hermanos del otro lado del Atlántico no toleran este tipo de adoctrinamientos que atentan gravemente sus sentimientos cristianos. La fe se vive con mucha más intensidad que en España y la Iglesia tiene un peso social que en España ya ha perdido.

Así que la introducción de EpC en Hispanoamérica va a ser mucho más dificultosa. Al menos mi experiencia en Panamá es que los padres panameños no van a tolerar semejante atropello. "Antes analfabeta que pervertida", me decía una madre preocupada por lo ocurrido en España. ¿Por qué la madre patria que siempre ha sido defensora de lo católico quiere traernos este tipo de ideologías?, me pregunta una alumna de la Universidad de Santa María de la Antigua. No tengo respuesta. Sólo sé que Zapatero conoce bien de la autoridad moral de España en Hispanoamérica.

Pero al final, el tiro puede que le salga por la culata. Porque los hispanoamericanos empiezan a ver a la ‘madre patria' como la ‘madrastra' de la que conviene ir independizándose afectivamente. Porque si en España EpC es un adoctrinamiento impuesto, en Hispanoamérica es una apisonadora absolutamente inaceptable.

Luis Losada Pescador

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