- Según el Patriarca de Babilonia de los Caldeos Louis Raphael I Sako, la intervención militar liderada por Estados Unidos contra Siria sería "como hacer explotar un volcán con una explosión destinada a arrasar Iraq, El Líbano, Palestina".
- Mientras que para el patriarca de Antioquía "la intervención militar de Occidente contra el régimen de Assad en Siria sería desastrosa".
- Mientras, Ban Ki Moon anuncia que los inspectores de la ONU abandonarán Siria el sábado por la mañana.
Sin esperar a los resultados de esa investigación, el presidente de EEUU, Barack Obama, aseguró este miércoles que aún no ha tomado una decisión sobre cómo responder al régimen de Bachar Al Asad por el uso de armas químicas, pero garantizó que habrá una respuesta "contundente" de la comunidad internacional. Sin embargo, el Parlamento británico señaló ayer que no decidirá sobre una posible intervención militar en Siria hasta que haya un informe de los inspectores de la ONU sobre el supuesto uso de armas químicas. Pero es para guardar las formas. Porque Gran Bretaña hará lo mismo que EEUU...
El ataque, por tanto, parece inminente. Y parece que va a realizarse sin la aprobación del consejo de seguridad de la ONU, pues China y Rusia no lo respaldan. Esta mañana, en la SER, el Teniente General español en la reserva, Pedro Pitarch, advertía de los riesgos de hacerlo sin el mandato de la ONU.
Pero otras voces, en el ámbito internacional, han advertido también de las consecuencias de una intervención militar internacional en Siria. Por ejemplo, el Patriarca de Babilonia de los Caldeos, Louis Raphael I Sako, expresó a la agencia Fides que la operación militar liderada por Estados Unidos contra Siria sería "una catástrofe. Sería como hacer explotar un volcán con una explosión destinada a arrasar Iraq, El Líbano, Palestina. Y tal vez alguien quiere precisamente eso".
A la cabeza de la comunidad cristiana más importante en Iraq, la intervención occidental en Siria recuerda fatalmente la experiencia de su pueblo: "Diez años después de la intervención llamada 'coalición de los voluntarios' que derrocó a Saddam", señala a Fides S . B. Sako "nuestro país sigue siendo golpeado por las bombas, los problemas de seguridad, la inestabilidad de la crisis económica".
Además, en el caso sirio, según el Patriarca caldeo, las cosas son aún más complicadas por la dificultad de comprender la dinámica real de la guerra civil que desgarra esa nación desde hace años: "La oposición a Assad", señala Sako "está dividida, los diversos grupos luchan entre sí, hay una proliferación de milicias yihadistas... ¿Qué va a pasar con ese país después".
Para el patriarca las fórmulas utilizadas por los países occidentales para justificar cualquier intervención le parecen instrumentales y confusas: "Todos hablan de democracia y libertad, pero para llegar a esos objetivos hay que pasar por procesos históricos y no se puede pensar en imponerlos de forma mecánica o mucho menos con la fuerza. La única vía, en Siria, como en todas partes, es la búsqueda de soluciones políticas".
Igualmente, otro patriarca, el de Antioquía, y jefe de la Iglesia griega melquita católica del país, Gregorios III, explicaba a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) que "la intervención militar de Occidente contra el régimen de Assad en Siria sería desastrosa".
En su opinión, nadie puede estar seguro de quién fue el responsable del ataque con armas químicas de la semana pasada. Y se ha preguntado "¿Quién está realmente detrás del ataque con armas químicas". En su opinión, EE.UU. "no debe acusar al gobierno un día y luego acusar a la oposición al día siguiente. Así es como crecen la violencia y el odio. Los americanos han estado alimentando la situación desde hace dos años". También ha expresado sus dudas acerca de la credibilidad de algunas de las pruebas que se han obtenido de los puntos de conflicto en Siria.
Gregorios III ha destacado que, a pesar del conflicto, las iniciativas de reconciliación son todavía viables y deben ser la máxima prioridad para todos los países preocupados por la crisis. "Es tiempo de terminar con estas armas y, en lugar de llamar a la violencia, las potencias internacionales deben trabajar por la paz". Y ha recordado que los EE.UU, Rusia y otras potencias mundiales deberían elaborar un plan de paz.
Tras condenar enérgicamente cualquier ataque con armas químicas, ha destacado su preocupación sobre los combatientes extranjeros que llegan a Siria, un problema, dijo, que se ve agravado por la entrada de armas en el país, acciones que él describe como "absolutamente inmorales". "Muchas personas vienen del extranjero aquí para luchar. Estos combatientes están alimentando el fundamentalismo y el islamismo radical", ha asegurado el Patriarca Gregorios III.
La situación del país es "trágica" y ha añadido que 450.000 cristianos sirios -casi un tercio del total- están en situación de refugiados, ya sea dentro del país o en el extranjero. La ciudad de Damasco hasta ahora había servido como lugar de acogida para los cristianos y otras personas que huyen de Homs y otros centros del norte de la capital, donde la violencia ha sido especialmente grave. Pero el pasado lunes, dos bombas cayeron en la ciudad vieja de Damasco, ambos muy cerca del Patriarcado griego melquita católico. Un explosivo cayó en un centro scout, de unos 10 metros de la entrada de su patriarcado, matando a dos adultos.
"No sabemos si los atacantes apuntan a las iglesias. Podría ser que nos atacan porque estamos cerca de una base militar. Los extremistas están queriendo alimentar el odio entre los cristianos y los musulmanes".
El Patriarca ha destacado el trabajo de un centro de ayuda en el Patriarcado greco-católica, creado a finales de 2011, así como el suministro de alimentos, medicinas y otro tipo de ayuda a 2.800 familias desplazadas.
Gregorios III ha renovado las convocatorias de oración a todos los creyentes de cualquier religión, afirmando: "Estamos contentos de que nuestra gente está respondiendo a esta situación con la oración a lo largo de todo este tiempo de crisis. La gente siente que a pesar de los problemas, Dios está haciendo milagros con ellos."
"Hay una mezcla de esperanza y desesperación. La gente desconoce su futuro. Los padres están muy preocupados por sus hijos y, sobre las personas vulnerables, incluidas las personas discapacitadas. "La gente siente miedo, pero a pesar de que son fuertes en su fe."
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com