Sr. Director:
Sin ser un experto en la materia, el abandono del euro por parte de España tendría un montón de consecuencias positivas (yo estoy claramente a favor) pero dos efectos negativos claros.
El primero es "salvable", y es el incremento del precio de los combustibles, debido a la enorme dependencia española del exterior, pero se podría compensar quizá en parte con la modificación de la fiscalidad sobre estos productos y el fomento de otras alternativas relativamente poco desarrolladas todavía, como el coche eléctrico (siempre que la producción eléctrica no viniese de derivados del petróleo o el gas), eficiencia energética en instalaciones, utilización de combustibles alternativos (como biomasa, astilla, leña,…, para determinadas aplicaciones, como calefacción en parte del sector doméstico, sector industrial, o fomento de centrales de producción eléctrica a partir de biomasa forestal, que de paso permitiría una explotación económica del monte), etcétera, que podrían ser rentables incluso sin ayudas públicas debido al incremento del precio de los combustibles.
El segundo efecto negativo (según he leído, aunque no estoy completamente seguro), es que la deuda está nominada en euros, por lo que la salida del euro y una depreciación de la peseta nueva frente al euro, de un 30%-40% incrementaría la deuda de repente en 200 o 300 mil millones de euros de golpe. Lo que no sé es que ocurriría si, debido a la paciencia del Gobierno español y el aguante para no plantear una salida unilateral del euro, se llega a una situación en la que el euro salta por los aires, porque si la deuda queda nominada en las monedas nacionales nos habremos ahorrado ese incremento en la deuda que supondría un abandono unilateral del euro.
Ya digo, no sé si es realmente como lo planteo, no sé si actualmente la deuda está nominada en euros y si se abandona el euro unilateralmente la deuda se incrementaría enormemente. Ni si, en el caso de producirse una ruptura del euro, la deuda quedaría nominada en las monedas nacionales con lo que no se produciría el incremento en la deuda. De ser esto cierto, pese a que el cuerpo me pida el abandono inmediato del euro, el aguante del Gobierno podría suponer un ahorro muy superior a todos los ajustes habidos y por haber, por lo que sería para felicitar al Gobierno, sobre todo si las actuaciones que lleva a cabo van encaminadas a ese fin.
Le agradecería que me pudiese aclarar como quedaría la deuda pública española en esos dos supuestos.
Alfonso Fernández Losada