El Gobierno Sarkozy pretende ahora eso mismo: regular por la fuerza del Boletín Oficial del Estado los emolumentos de los banqueros. Me extrañaría que lo consiguiesen porque entre los especuladores lo de menos es el salario oficial.
¿Qué esperaban? Los especuladores saben ahora que cuando vuelva a aclararse el tinglado de la antigua farsa, a los gobiernos les entrará el pánico y harán lo de siempre: volverán a utilizar el dinero de todos para cubrir los agujeros de los sinvergüenzas.
No se trata de regular sueldos sino de reducir la especulación y la única forma que conozco para hacerlo es el fiscal. Es curioso: durante los últimos 50 años de historia fiscal se han reducido los tipos de los impuestos indirectos y los de los impuestos sobre el ahorro mientras el único abanico, la única escala de tipos, que se ha mantenido es la del IRPF, cuando debería ser justamente al revés. A la gente hay que juzgarla por lo que gasta, no por lo que gana y al que invierte en la bolsa hay que juzgarle según dónde invierta, no siempre por el 18%.
En definitiva, hay que luchar fiscalmente, no contra los salarios sino contra la especulación. De entrada, con la gran distinción bursátil: grabar todo tipo de mercados secundario de esencia especulativa- que el primario que realmente sirve a la economía real. Toda titulización, por ejemplo, es especulativa, al igual que la venta a pérdidas reconozco que difíciles de castigar- los bonos basura para capital riesgo, la inmensa mayoría de los derivados, etc.
Para qué castigar a los especuladores cuando el mercado secundario representa el 99% de los flujos de capitales que se mueven en bolsa. Castigar fiscalmente al mercado secundario por dos razones: porque es de justicia y reducirá la especulación y porque reducirás el salario de los especuladores.
¿Algún país ha hecho esto cuando se cumplen dos años de la crisis provocada por la especulación bursátil? No, ninguno. ¿Y ahora pretenden que se recorten el salario? ¿A que no?
Eulogio López
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