Estaba yo preparando una macedonia de frutas cuando Radio Nacional de España, guardiana de las esencias progres del Zapatismo, me sorprende con una información de alcance.

El resumen más sucinto que se me ocurre es el siguiente. Científicos británicos han conseguido convertir células de la piel en células embrionarias sin que provoquen tumoraciones. He aquí, en pocas palabras, resumidas una ristra de chorradas... científicas de lo más ilustrativas.

De entrada, cuando hablan de conversión de células de la piel en células embrionarias lo que quieren decir es que las células de la piel tienen las mismas condiciones que las células, resultado de eliminar embriones humanos, es decir, personas muy pequeñitas, que es lo que hemos sido todos antes de convertirnos en personas grandotas.

Para entendernos de lo que se trata es de ocultar el fracaso memorable de los destripa-embriones, vendido como la última frontera científica pero que no ha conseguido curar ni un resfriado... antes de demostrarse que las células de la piel podían hacer exactamente lo mismo.

Cabría pensar que tras convertirse en el hazmerreír -aunque la matanza de embriones humanos tiene poca gracia- de la ciencia, los hurgadores de embriones habrían hecho mutis por el foro, y los gobiernos patrocinadores de la masacre habrían cerrado todos los programas y el grifo de las subvenciones.

Pues no señor. En Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia y Granada se sigue destripando embriones e incluso atribuyendo probabilidades regenerativas. Tanto es así, que cuando unas células de la piel, sin necesidad de acabar con vida alguna, consiguen los mismos efectos, se les dice que se han convertido en embrionarias, en lugar de decir la verdad. Esto es, que poseen la misma capacidad reproductiva de las embrionarias sin matar nadie.

Pero es que hay más: la masacre de embriones no sólo no ha curado enfermedad alguna -aunque el éxito se espera a cada instante- sino que los mercaderes de la muerte (en España, la cosa empezó con la miserable ministra del PP Ana Pastor y se llevó al culmen con la repugnante ministra del PSOE, Elena Salgado) han ocultado que la utilización de células procedentes de la matanza de embriones provocan tumoraciones en el agraciado paciente receptor. Un pequeño detalle que ha sido cuidadosamente ocultado por los medios de divulgación de la progresía: sí, la alabada utilización de embriones humanos con fines terapéuticos no consigue terapias, pero sí tumores.

Ahora, cuando ya se ha rizado el rizo, y resulta que las células de la piel tienen propiedades embrionarias, entonces la progresía acepta que provocaban tumores, acusación que antes era objeto de burla.

Los progres son pertinaces en el error y en el horror. En pocas palabras, un poquito cabrones y un mucho mentirosos. En definitiva, toda la biogenética se reduce a un solo mandamiento: las células madre adultas pueden y deben utilizarse en medicina; las embrionarias nunca, porque supone matar un embrión y, además, no sirven para nada.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com