Aunque el relevo de Cuevas -informa Intereconomía- no se materializará hasta junio, es hora de hacer balance. Cuando llegó a la presidencia, en España se perdían 160 millones de horas por conflictos laborales; hoy se pierden sólo 9 millones de horas. España ha cambiado. Y no sólo por Cuevas, pero también gracias a él. La labor de pacificación social y concertación es en parte suya. Haber conseguido mantener un nivel razonable de relación con todos los gobiernos, también es suya y así lo reconocen los secretarios generales de UGT y CCOO, Cándido Méndez y José María Fidalgo, respectivamente.
Este es el haber. En el debe, se encuentra la incapacidad para haber realizado un relevo antes: 23 años al frente de cualquier institución son demasiados, y no hay nada peor que considerarse imprescindible. Todos somos necesarios, pero ninguno es imprescindible. Además, en los últimos tiempos se ha enconado la relación con la patronal catalana Fomento del Trabajo, hasta límites en los que se llegó a plantear la independencia de Fomento de la CEOE.
Tampoco ha ayudado sus interferencias con el Gobierno Zapatero. La censura a la OPA de Gas Natural calificándola de OPA a la catalana, las criticas a la Ley de Igualdad en lo que a los consejos concierne y la censura del Estatut catalán por considerarlo quebrador de la unidad de mercado, no han ayudado a mejorar la relación. Visibilizar a la CEOE como oposición al gobierno tampoco es positivo para la patronal.
Probablemente tenía razón en la crítica. Pero no era necesario tanto desmelene en su concreción. Así que ahora toca rehabilitar esa relación. Ahora le queda a su sucesor dar estabilidad suficiente a esta institución para que pueda seguir ejerciendo su labor de concertación social.