Dos Noticias de Diario de Navarra, que en las nuevas de la prensa regional hay más verdad que en la que circula por los grandes rotativos. La prensa local ofrece hechos, mientras que la nacional sólo declaraciones e interpretaciones, éstas de más valor que aquéllas, la mayoría de las veces.

Ambas en la misma página: En la primera, el periodista concluye su análisis advirtiendo que el precio del grano, alimento básico en los animales se ha disparado. En la segunda, un ganadero asegura que le cuesta el doble alimentar a su ganado –ovejas-. Estamos ante la crisis alimentaria.

Lo más grave es que se veía venir. La próxima crisis de especulación financiera será la alimentaria. Un tipo de crisis que resulta especialmente molesta, porque el hambre es muy puñetera.

Hasta ahora, la crisis financiera decretada hace ahora un lustro había afectado más a los países ricos que a los pobres. Lógico, eran los más especuladores y donde existían los grandes centros financieros. Era la personalidad de esta mega-crisis. Lo malo es que la especulación con los precios de los alimentos–una muestra, el caso de la empresa suiza Glencore, ya narrada en estas pantallas- afecta a los productores del Tercer Mundo, del segundo y del primero. En concreto, en Occidente amenaza con dar al traste un proceso social incipiente y espléndido: la vuelta al campo de algunos jóvenes hastiados del paro en la gran ciudad. Jóvenes dispuestos a ofrecer alimentos, algo realmente útil para el bien común.

El detonante es la especulación financiera pero operando sobre un fenómeno que lleva ya demasiadas décadas sembrando ponzoña: la política de subvenciones agrícolas de la Unión Europea y de los Estados Unidos. PAC y Farm Bill , dos políticas empeñadas en mantener precios artificialmente altos, que destruyen la agricultura y ganadería del Tercer Mundo, incapaz de competir con la agricultura subvencionada, al tiempo que paga, no por producir alimentos sino por no producirlos.

Eulogio López

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