Sr. Director:
Nunca había leído tantos, epítetos, improperios y sandeces, contra nuestro Presidente del Gobierno, como los que he leído estos días en el decano de la prensa digital. Ni en el Gobierno Zapatero, tan nefando e incompetente él a lo largo de su mandato y desgobierno, se dijeron como los que se vierten ahora contra este Gobierno que es quien tiene que ir tapando el anterior desaguisado.
Se puede estar de acuerdo o no con las decisiones del actual Gobierno, pero denigrar, desprestigiar, degradar, etc., de este modo al Ejecutivo no es bueno. Lo quiera o no es nuestro gobierno porque las urnas le otorgaron toda su confianza para que nos sacara de este profundo cráter en el que nos han metido Zapatero, Rubalcaba, Salgado y su secuaces.
El articulista del citado medio califica como de autismo lo que sufre el actual Presidente, también lo define como en la Unión Europea, algo así como "el tonto de útil de Alemania", etc. Ciertamente, no veo el motivo que puede tener el escritor de este rotativo digital para etiquetar de "autista" al Sr. Rajoy. Como me ha parecido una acusación muy dura he querido saber realmente su significado. El diccionario de la R.A.E, la define como "Repliegue patológico de la personalidad sobre sí misma". También "Síndrome infantil caracterizado por la incapacidad congénita de establecer contacto verbal y afectivo con las personas y por la necesidad de mantener absolutamente estable su entorno". Una tercera afección: "En psiquiatría, síntoma esquizofrénico que consiste en referir a la propia persona todo cuanto acontece a su alrededor".
Además de incurrir en un insulto grave a nuestro Presidente, cae en otra gravedad, como es el poco respeto a las personas que padecen esta enfermedad, pues dentro de su deficiencia tienen más respeto, sensibilidad y amor que otros que la utilizan con tanta ligereza. Estoy convencido de que el citado periodista no ha reparado en el significado y la profundidad de lo que ha escrito. Me gustaría que cuidara las palabras antes de utilizarlas porque puede herir susceptibilidades y hacer un mal irreparable a las personas que padecen el síndrome. Pienso que a estas alturas de la película es lo que menos necesitamos en esta España tan hundida y sensible. Recuerdo que los insultos nunca son buenos.
Pedro J. Piqueras Ibáñez