Está comprobado que las campañas estimulando el uso del preservativo para evitar tanto los riesgos del sida como los embarazos no deseados, no han conseguido ni parar el sida ni evitar los embarazos.
A pesar de ello se sigue insistiendo aún en facilitar estos medios que lo único que se consigue es incitar a multiplicar las relaciones sexuales, aumentando así los riesgos que se pretenden combatir.
En el campo sexual, como en cualquier otro, no es posible estimular el consumismo y evitar a la vez los abusos. No se consigue nada informando de los riesgos. Ante el tabaco, por ejemplo, no hay campaña de distribución de boquillas de filtro bajo el lema fume seguro; el mensaje es no fume.
Y como en el caso que nos ocupa el mensaje es siempre el mismo: sexo a toda costa, las jóvenes, a las que les falla el preservativo y se quedan embarazadas por accidente, tienen una nueva salida para no cargar con las consecuencias. Las autoridades le facilitan que sigan practicando el sexo y les brindan una nueva ley para abortar, aun con dieciséis años y sin consentimiento de sus padres, silenciando, por supuesto, los traumas en los que se pueden ver envueltas.
Se tiene miedo a decir la verdad, pánico a enfrentarse con el verdadero problema y muchísima incapacidad para animar a cambios de comportamientos. Decir la verdad, aunque resulte cruda, permite siempre afrontar las circunstancias con realismo huyendo de las ambigüedades.
Pero nuestras autoridades en vez de afrontar el problema con realismo y respeto hacia las personas, desvían cualquier llamada al autodominio, especialmente entre los jóvenes, anulando todo el campo de la educación de la voluntad y responsabilidad. Ningún político se atreve a decir que la abstinencia es la vía mas segura para prevenir el sida y los embarazos no deseados y nadie se compromete a recomendar estos medios, excepto algunas religiones y, claro está, la Iglesia católica que, como su Maestro, desea el bien del hombre.
Lo que está bien claro es que si no se lucha por abandonar los comportamientos arriesgados, no se recogerá eficacia alguna.
Pepita Taboada Jaén
ptaboada40@gmail.com