Sohol Debnath  tiene 22 años y  vive con sus padres en el Distrito de Noagaon, en Bangladesh, uno de los países más pobres y densamente poblados del mundo. Sohol, muy a su pesar,  no pudo completar sus estudios por la difícil situación económica de su familia. En Bangladesh estudiar es un lujo. Sin apenas formación, desempeñaba trabajos esporádicos que le servían para muy poco.

 

La angustia y la preocupación comenzaron a hacer mella en él. Un buen día, se enteró de que Cáritas impartía cursos de formación y se puso en contacto con el comité de admisión. En sólo seis meses consiguió trabajo en un taller de mecánica bajo la supervisión de un monitor.

Los inicios no fueron del todo fáciles. Se veía obligado a afrontar la demanda de los clientes, la acumulación de trabajo. Gracias a su constancia y preparación,  consiguió progresar en la empresa. Está muy valorado tanto por el dueño como por los clientes  y percibe un sueldo de 2.000 takas al mes.

Con ello, tiene suficiente para entregar un importante porcentaje del salario a sus padres, dispone de algo de dinero de bolsillo y el resto lo ahorra para montar su propia tienda de reparación de mecánica. "Me siento orgulloso de mí mismo.  Tengo un trabajo estable y una vida más digna, y algún día podré tener mi propio negocio".

 

Sohol es sólo uno de los miles de beneficiarios del trabajo de Cáritas Bangladesh, que desarrolla una importante labor existencial en un país que cuenta con un total de 160 millones de personas, y donde la ONG religiosa presta ayuda a personas de todas las confesiones.

Se trata de un país, donde, como describe el Doctor Benedict Alo, director de Cáritas Bangladesh, son muchos los problemas que hay que enfrentar: "hay que destacar la falta de inversiones, una fuerza laboral no cualificada,  infraestructuras muy deficientes,  alta vulnerabilidad al cambio clímatico, contaminación ambiental, desnutrición, mala salud, desempleo, discriminación de género, falta de garantías hacia los derechos de las minorías étnicas y falta de apoyos para la subsitencia y los medios de vida".

La ayuda de Cáritas se lleva a cabo especialmente en zona rurales, donde los jornaleros sin tierra tienen una media de cinco hijos a los que alimenta.
Cáritas España y Cáritas Bangladesh trabajan desde 2007 en el marco de un Acuerdo de Colaboración que recoge tanto las zonas del país prioritarias de la ayuda como los proyectos y sectores con más necesidad de apoyo. El Acuerdo se revisa periódicamente a fin de revisarlo, incorporar zonas o sectores y sobre todo, priorizar lo más urgente y lo que requiere más ayuda.

 

Por su escasez en uno de los países más densamente poblados del mundo, la tierra es el bien más preciado de Bangladesh. Tal vez por ello las Cáritas de España-Bangladesh trabajan desde 2007 en zonas como Dinajpur, Rajshahi y Mymensig. Son áreas rurales, alejadas de la capital, Dhaka y poblaciones muy vulnerables y marginadas en extrema pobreza, en su mayoría agricultores con familias con una media de 5 hijos sin tierra propia, jornaleros, etc. Los sectores prioritarios son Educación PrimariaFormación profesional, Fortalecimiento comunitario y Emergencias (rehabilitación y prevención).

Las actuaciones que se llevan allí, según Ana Sancho, coordinadora de los proyectos de Cooperación de Cáritas España con Cáritas-Bangladesh, las actuaciones están "enfocadas a la promoción y desarrollo integral de estas comunidades indígenas (adivasi) para la mejora de sus condiciones de vida, tanto económicas como para el refuerzo de su dignidad y sus derechos". Se trata de proyectos identificados y planteados participativamente con las comunidades para atajar los principales problemas a los que se enfrentan.

Ana Sancho, una mujer que lleva toda su vida viajando a Bangladesh, y conoce a fondo el país, detalla así la larga lista de problemas a los que se enfrenta la población de este importante país asiático:  "analfabetismo, bajos ingresos, estructura social débil, incapacidad de encontrar oportunidades de empleo, extinción gradual de la cultura indígena, degradación del medioambiente, riesgo de perder sus tierras, etc.".

Las mujeres y los niños son los colectivos más desprotegidos en Bangladesh, uno de los países con mayor densidad de población de Asia.

Las actividades son diversas, dependiendo del proyecto, pero las principales son el fortalecimiento de las capacidades de los beneficiarios, las enfocadas a la seguridad alimentaria, al acceso de alternativas de empleo y la generación de ingresos.

Inditex participa en 5 proyectos actualmente en marcha pertenecientes a los 2 Convenios de Colaboración con INDITEX / Cáritas Española: su ayuda va destinada a los sectores de Fortalecimiento Comunitario, Formación Profesional y especialmente y recién empezado en el mes de septiembre de 2012, de Fortalecimiento económico a mujeres desfavorecidas. Ellas, junto con los niños, son las principales víctimas de los problemas económicos de Bangladesh.

Según el Doctor Benedict Alo, "la carga de la pobreza y la exclusión social recae de manera desproporcionada sobre las mujeres".

En 2007, los hogares encabezados por mujeres en Bangladesh representaron el 13%. El número va en aumento con el incremento de la pobreza. Sin embrgo, su participación laboral en el mercado de trabajo es del 29%. Además, añade Alo, "las mujeres siguen teniendo problemas en casa y en la esfera pública. Luchan duramente por conseguir oportunidades en educación, en formación profesional, desarrollo de habilidades y en participación en general en el proceso de desarrollo". A pesar de que existe una Política Nacional de la Mujer desde el año 2009, las mujeres de Bangladesh generalmente tienen muy pocos derechos y pocas opciones en lo que respecta a la toma de decisiones personales con respecto a la educación, al matrimonio, a la crianza de los hijos, al  gasto familiar, a la participación en el mercado de trabajo, la capacitación y la actividades generadora de ingresos.

También es muy dura la situación de la infancia y la juventud. Los niños de la calle viven en situaciones de pobreza extrema y el paro es la gran lacra de los jóvenes. La única opción de la que disponen ambos colectivos para salir de la pobreza, señala el Doctor Benedict Alo "son la calidad en la enseñanza, el refuerzo de la aptitudes, y una buena formación profesional".

El pueblo bangladeshí se caracteriza por su enorme fortaleza y resistencia para superar los problemas.

Cualquier ayuda es bienvenida por la población bangladeshí, cuya idiosincrasia describe así el Director de Cáritas-Bangladesh: "La gente lleva una vida simple y sencilla, se consideran felices con las cosas pequeñas e incluso si no pueden satisfacer sus necesidades diarias. Cooperan unos con otros, se ayudan, especialmente cuando alguien está en serios problemas. Lo que más valoran es que se les escuche. Creen en Dios y se guían por los valores religiosos. Por otra parte, son fuertes: muestran una enorme resistencia para superar los problemas, incluso los desastres y las emergencias. Después de cualquier catástrofe pueden regresar a la vida normal rápidamente debido a su gran capacidad de recuperación y flexibilidad. Además, son trabajadores e innovadores".


Ana Sancho guarda infinidad de recuerdos emotivos de Bangladesh: "Especialmente me conmovieron los niños de los proyectos de Escuelas de Educación Primaria la primera vez que visité el país. Me extrañaba que las edades que me indicaban no correspondían con su aspecto físico. Un niño de 4 años parecía de 2. Luego me enteré de que estaban desnutridos, la familia solo comía una vez al día".

También hace escasas fechas vivió un momento muy especial durante la visita a Mymensigh con motivo de la presentación del proyecto de Fortalecimiento a Comunidades Indígenas: "Las comunidades aprovecharon la visita de seguimiento del proyecto de ambas Cáritas para reunirnos todos en círculo. Había cientos de personas. Los beneficiarios comenzaron a contar todo lo que les había pasado a lo largo de su vida, historias llenas de fracasos, de injusticias, de sueños rotos. Muchos de ellos hablaban por primera vez en público, sobre todo algunas mujeres se fueron animando y al final aquello fue como una terapia. En sólo 6 meses de proyecto se habían animado, se sentían por fin comprendidos, apoyados, estaban activos e ilusionados".

Hay esperanza para Bangladesh. Se habla de este país como uno de los once que se presentan como economías promisorias para la inversión. El país ha mantenido un crecimiento de más del 6% en los últimos tres años. Dicho crecimiento obedece a una alta producción agrícola, el aumento de los ingresos de exportación y a las remesas enviadas por los trabajadores de Bangladesh que trabajan en el extranjero. Debido a la política gubernamental favorable, la disponibilidad de mano de obra, y la mejora del sector de la energía, a juicio del Doctor Benedict  "Bangladesh se podría convertir en una zona muy prometedora para la inversión. En este sentido, de hecho, ya hay muchos indicadores. Empresarios de Corea, Tailandia y China están trasladando sus negocios a Bangladesh".

Mientras llegan mejores tiempos, Cáritas desarrrolla una labor importantísima en favor de la población de este país.

Sara Olivo
sara@hispanidad.com