Encima Barcoj y Amat se pelean por la banca comercial y las fusiones se ralentizan.
A Rodrigo Rato le crecen los enanos en Caja Madrid, entidad que preside desde el 28 de enero. Las cuentas del primer trimestre son malas, por lo que el ex vicepresidente, que algo entiende de imagen pública, ha decidió que las ofrecerá al mercado el próximo jueves, un día después de que se examine el BBVA y el mismo día, atención, en que presentan resultados tanto el Santander como el Sabadell.
Y no sólo eso: Rodrigo Rato no ha hecho nombramientos ni ceses a la espera de que el saneamiento de Caja Madrid coincidiera con una operación de absorción, a ser posible con la Caja de Ahorros del Mediterráneo y con Caixa Galicia. Ocurre que las fusiones están más complejas de lo que parece y, mientras esperaba, la gestión diaria ha cambiado bien poco.
Conclusión: Rato intenta disimular los malos resultados de Caja Madrid en el primer trimestre, haciendo coincidir su presentación -él no la presenta porque Caja Madrid es muy opaca, pero los hace públicos- con sus competidores. Así, supone, pasará más inadvertido.
Encima, hay bronca entre los dos directivos clave de la Caja: Ildefonso Sánchez Barcoj y Matías Amat. El segundo se encarga de negocios y banca comercial, y el primero controla Medios, que es una forma de controlar la red. Barcoj quiere arrebatarle la banca doméstica, Amat no cede y Rato está en medio.
Y es que hay decisiones que no conviene retrasar. Por ejemplo, el organigrama de cada cual.
Eulogio López
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