Eso sí, en el entretanto, se niega a indemnizar a los afectados por los bonos de Lehman venidos por Banif. El portavoz de los afectados por Lehman, David García, le recuerda los excesos de la banca y su falta de información al cliente, al tiempo que le acusa de conocer lo que iba a ocurrir y de atesorar liquidez para la crisis. Por el momento, los 5.000 afectados no recibirían ni un euro
La verdad es que no acabamos de entender por qué aplauden tanto los medios especializados en economía el discurso del presidente del Banco Santander, Emilio Botín, pronunciado el pasado jueves. El cántabro ha contradicho a todos los editoriales de dicha prensa, presa del falso dogma de que la banca no puede quebrar o nos hundiremos todos. Lo cierto es que cuando nos hundimos todos es cuando le tenemos que pagar a la banca las muletas.
Y ha sido él, genio y figura, quien ha roto el tópico: que no quiere, no necesita, ni las necesita ningún banco español, ayudas públicas. Que la crisis es culpa de los excesos de algunos banqueros. No iba a ser tan sincero don Emilio, claro, como para emplear la palabra especulación pero se quedó a un pelo. En verdad que el discurso merece la pena, lo haya escrito quien lo haya escrito.
Ahora bien, si del Santander hablamos, hagan ustedes lo que dice pero no lo que hace. Mientras el señor Botín pide volver a la banca tradicional -buen consejo-, su división de banca privada, Banif (por cierto, muy bueno lo de Cotizalia, que no hace otra cosa que copiarnos) hacía banca poco tradicional. Si es cierto, Botín está tan preocupado con la metedura de pata de Banif, que baraja todas las opciones: mirar hacia otro lado, ponerse de perfil, integrar Banif en Santander (que es la forma habitual de cerrar una entidad ocultando su fracaso) o venderlo (aunque hoy nadie quiere comprarlo). La única opción que no baraja es la de indemnizar a los clientes a los que vendió bonos Lehman sin aclararles el riesgo que corrían. Lo que no se puede hacer es solicitar la vuelta atrás y el abandono de los excesos y, al mismo tiempo, negarse a pagar las consecuencias de la deriva especulativa de su filial. En cualquier caso, el portavoz de la Plataforma de afectados por Lehman, David García lo explica mejor y en carne propia, en el Foro creado por los damnificados.
Por el momento, los afectados son 5.000, y se calcula que se colocaron 3.000 millones de euros en el bono estrella de Lehman. Además, en otros lares alejados de Boadilla, Lehman ha recomprado los bonos a sus clientes. Por ejemplo, en Hong Kong.