El lobby rosa anda preocupado porque la oposición de Bono e Ibarra puede dar al traste con sus aspiraciones pedagógicas. Ambos han defendido en varias ocasiones que el derecho primordial en un proceso de adopción debe de estar en el niño y que una pareja homosexual no parece el lugar más adecuado para incorporar socialmente a un menor. Exactamente el mismo argumento que el utilizado por Alberto Ruiz Gallardón, quien, sin embargo, promovió durante su Presidencia de la Comunidad de Madrid (CM) que el Colectivo de Gays y Lesbianas de la región pasease por las escuelas de Madrid un panfleto que minaba la autoridad de los padres.

La ofensiva sigue porque los diferentes grupos de presión homosexuales han visto en la victoria del PSOE el cielo abierto. Cuentan con el apoyo de la secretaria de Movimientos Sociales y ONGs, Leire Pajín, la diputada más joven del hemiciclo, o sea, la menos experimentada y de las menos leídas.

Pajín anunció la reforma de los artículos 44, 66 y 67 del Código Civil en materia de matrimonio. Ya saben, se trata de regular el matrimonio como "dos que se quieren". Bajo esta redacción, dos homosexuales podrían contraer matrimonio. Aunque también un hombre con su perro o un pastor con su oveja. Si se quieren... Y ya puestos, los periodistas, por ejemplo, podríamos casarnos con el ordenador que aporreamos, con el que pasamos muchas horas y mantenemos una relación de complicidad y amor-odio muy similar al de muchas parejas. ¿Por qué no? Los reaccionarios socialistas limitarán nuestro libre ejercicio de autodeterminarnos y construirnos sexualmente con nuestro ordenador. ¡Retrógrados!

En realidad -como dice Pajín- se trata de hacer "pedagogía social". O sea, la reforma legal importa poco. Lo que importa es la aceptación social. Y ya saben, la ley es un elemento pedagógico de primera magnitud, razón por la cual el PSOE se dispone a establecer legalmente el aborto libre y gratuito cuando ya es libre y gratuito por la vía de los hechos.

El problema es que -como afirma un secretario de Estado en funciones- los homosexuales no son los más capacitados para hacer pedagogía porque su disfunción psicológica les impide dictar criterio ordenado. Por eso, resulta tan sorprendente que toda una Administración autonómica, con el Defensor del Menor a la cabeza, prestara las aulas escolares a un colectivo sospechoso de trastorno psíquico. Más sorprendente resulta todavía que la misma Administración, con el collar de Espe en la Presidencia y de Núñez Morgades en la Oficina del Defensor del Menor, se disponga a tropezar por segunda vez en la misma piedra.

¿Dónde queda el derecho primigenio de los padres a la educación sexual de los hijos? Y más: ¿Dónde queda el derecho del niño a ser incorporado en la sociedad a través de una comunidad de amor estable? El estudio del Colegio de Psicólogos de Madrid, presidido por Fernando Chacón, que avala la normalidad de los niños educados en familias homosexuales resulta muy controvertido. En primer lugar, en el seno del mismo colegio donde las críticas se lavan en casa. El profesor Aquilino Polaino considera que el informe carece de estudios longitudinales, es decir, de perspectiva temporal para examinar la profundidad del impacto. El Journal of Pediatrics de los Estados Unidos publicaba recientemente dos estudios longitudinales en los que se demuestra que el 50 por ciento de los niños educados por parejas homosexuales son homosexuales. Es evidente que el ambiente influye en la actitud sexual de los menores.

Y peor: ¿Qué es lo que hace que los homosexuales sigan asistiendo a tratamiento psiquiátrico? "La homosexualidad no es un estado natural y mucho menos un trastorno irreversible", explica Patricia Martínez Peroni, profesora de Antropología y Psicología de la Personalidad y las Diferencias Individuales de la Universidad San Pablo CEU. El mismo Spitzer que despatologizó la homosexualidad reconocía el pasado mes de octubre sus dudas sobre el origen patológico de la práctica homosexual.

Aunque el tema en realidad es mucho más intuitivo. ¿Desearían los padres españoles que el profesor de educación física de sus hijos fuese homosexual? La batalla político-ideológica se impone sobre el realismo aplastante por la repetición reiterada. Y lo peor es que para Zapatero sólo es una medalla de "progre" que políticamente necesita colgarse ante la presión de la izquierda con los temas de fondo: reforma fiscal, retirada de las tropas, etc.

Gana la presión apriorística de un colectivo marginal. Pierde el niño educado en un entorno poco propicio. Pierden los padres cuya autoridad será previsiblemente ninguneada en la escuela. Pero pierden, sobre todo, los homosexuales que en vez de encontrar una sociedad que les acoge y les ayuda a superar sus dificultades y encontrarse a sí mismos, se encuentran con una sociedad hedonista y consumista movilizada por el deseo y la voluntad política. España se merece una política mejor.