Hablar de respeto a las instituciones públicas y de estabilidad política en un país como Turquía con el Gobierno y el Ejército enfrentados, con serio peligro de involución fundamentalista, que ha roto los tradicionales lazos con Israel y actualmente enfrentado a la Unión Europea y a Estados Unidos, parece mucho hablar.
El presidente del BBVA, Francisco González, se la juega en la ampliación de capital y en el control del turco Garanti, control que no está asegurado. Su empeño en imitar a Emilio Botín le ha llevado a dos fracasos sonoros en su expansión exterior: Estados Unidos y China. México, que si funciona bien, ya se lo encontró hecho. Además, la gran diferencia es que Santander compra bancos enteros, toma el control y les cambia el nombre. En Turquía, FG va adquirir el 24,9% de un banco propio de una familia asentadísima en Turquía (los Sahenk), con una promesa vacua de que, pasando del 25% obtendrá un sillón más en el Consejo. Parece como si los turcos dejaran al BBVA gestionar pero no controlar. Y es casi lo mismo pero no es lo mismo.
Además, la obsesión de FG por la imagen le está jugando malas pasadas. El digital Capital Madrid resumía con acierto sus cuitas al respecto, aunque esa batalla no es la principal. FG ha despedido o jubilado a tantos directivos clásicos del banco que ahora se ha quedado sin equipo. En la City se habla y no se para del reportaje de El País sobre los equipos de dirección de las grandes empresas. Allí se puede ver a Botín rodeado de un sólido equipo, mientras FG sólo puede oponer un Ángel Cano novato y un consejo donde las piezas fuertes son su interventor cuasi personal, Fernández Rivero, y su abogado personal, Pepe Maldonado.
En cualquier caso, el BBVA ha perdido la carrera del mercado con el Santander, que hoy vale 70.000 millones frente a los 30.000 del BBVA.
En otras palabras, FG es un presidente desprestigiado, que siempre había presumido de no tener que acudir a ampliaciones de capital, aunque el mercado así se lo reclamaba, y que ahora aborda una ampliación de 5.060 millones de euros, de los que más de 4.000 irán a parar a Turquía. Todo ello para consolidar en balance un banco de PER 9 frente al 6 del BBVA. De hecho, tras los fracasos de China y Estados Unidos, nadie confía en que la promesa de FG de que el peso de España (actualmente del 45%) en el conjunto del Grupo, se reduzca al 10% en 5 años. Está claro que si la aventura en la inestable Turquía le falla, FG tendrá que buscar muchos culpables a los que cesar para poder sobrevivir. Y el caso es que ya no le quedan muchos. Y su capacidad gestora, cada día, aparece más en entredicho.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com