Ha salido a bolsa en el peor momento: se cae la deuda americana, se cae Eurolandia y muchos nos seguimos preguntándonos por qué el Gobierno y el Banco de España se han empeñado en convertir a las cajas de ahorros en bancos. Lo cierto es que los especuladores se han salido con la suya. Veamos, de entrada, Rodrigo Rato sólo podrá captar 3.300 millones de euros por el 50% de Bankia, menos de los 4.000 previstos inicialmente y menos de los ya recortados 3.600. Cada título saldrá a 3,75 euros por acción es decir, el 20% menos de la media del rango (4,41-5,05). Bankia, por tanto, valdrá unos 6.500 millones de euros. Para que se hagan una idea, el Santander vale 60.000 millones, por 32.000 el BBVA y Bankia saldría por 14.000 millones de euros.
¿Cómo es posible este bajo precio? Muy sencillo: el 60% se lo lleva el tramo minorista, otro 20% entidades españolas, entre ellas los cinco grandes bancos y el 20% restante el tramo institucional internacional, en otras palabras, los fondos especulativos, los que primero venderán en cuanto tengan oportunidad.
Es decir, que al parecer, España confía más en Bankia que los foráneos pero resulta que son los foráneos los que marcan el precio y los que han tirado ese precio a la baja. De locos, pero así es como funcionan los mercados.
Y entre esas entidades españolas que apuestan por Bankia se cuenta el Banco Santander, que invertirá 150 millones de euros, Caixa Bank, con 100 millones de euros, y luego Popular, Sabadell, aseguradoras como MAPFRE, distribuidoras como el Corte Inglés, así como otras sociedades de cartera. Todos ellos inversores más estables que los fondos, pero eso poco importa. Y la sorpresa: el BBVA de Francisco González no invertirá ni un euro: se ha negado en redondo, a pesar de las presiones.
Insisto: ¿Quién tuvo la infeliz idea de convertir a las cajas de ahorros en bancos? Es que los bancos puede acceder a los mercados, se argumenta. En efecto, éste es el problema: que son prisioneros de la especulación financiera.
Eulogio López
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