Las protestas de José Blanco, secretario de organización del PSOE, culpando a la jerarquía de la Iglesia Católica de "alimentar las desigualdades e injusticias", demandando aclaraciones mientras manipula, hace chanza y sarcasmo del discernimiento del Papa Benedicto XVI, al que denuncia de causar la violencia doméstica y el machismo, con la noción de familia cristiana, violan de modo oneroso al derecho fundamental a la libertad religiosa y de conciencia.

No se le puede pedir aclaraciones a nadie que se exprese al abrigo de los derechos a la libertad religiosa y de conciencia, y a la libre expresión, ambos ratificados en la Constitución y en la carta de los Derechos Humanos.

Le recuerdo a José Blanco, que esa idea de familia cristiana, que no logra discernir, aglutinó el pasado 30 de diciembre a cientos de miles de electores que, sin filiación política se pronunciaron, protegidos por los derechos antes aludidos, por lo que sus aseveraciones pueden definirse como una embestida directa a los fundamentos de la democracia que está forzado a salvaguardar.

La amenaza de intervenir los pactos Iglesia-Estado, revela una campaña política contra la Iglesia Católica por parte del laicismo radical, que aligera desaprobar cualquier testimonio religioso con la finalidad de desterrar a la religión de la sociedad en que vivimos.

A todo ello, me parece obligatorio agregar, que una campaña de estas características embiste sin piedad a la libertad religiosa y de conciencia, es decir, a la libertad de los judíos, los musulmanes y los cristianos.

Clemente Ferrer Roselló

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