Que el mes pasado es tradicionalmente malo para el empleo y en cambio se haya registrado la mayor caída del paro de toda la serie histórica -14.688 desempleados menos- es una noticia buena en sí misma, pero que, además, confirma la tendencia de crecimiento económico sostenido que ya venían apuntando el resto de los indicadores.
Y quienes aducen, con cada dato positivo del mercado laboral, que se trata todavía de avances modestos y que una parte del nuevo empleo creado presenta un exceso de temporalidad deberían reconocer que el esfuerzo hecho por la sociedad y las acertadas reformas impulsadas por el Gobierno de Mariano Rajoy han conseguido lo más difícil: asentar unas bases sólidas para la recuperación de la crisis.
Tarea que se ha llevado a cabo en medio de las tensiones financieras provocadas por el miedo a una segunda recesión internacional, de las dificultades económicas sobrevenidas a dos de nuestros principales clientes -Alemania y Francia- y, todo hay que decirlo, del ambiente político enrarecido por las denuncias de corrupción y el desafío separatista de los nacionalistas catalanes.
Jesús Martínez