El presidente de Telefónica, César Alierta, va a resistir los ataques del gobierno a las privatizadas. Si el PSOE pensaba atacar su gestión por recortar costes sin realizar inversiones, se ha quedado sin argumentario.

 

Don Césaro Alierta es un financiero llegado a la Presidencia de una compañía de telecomunicaciones, la principal multinacional española, Telefónica. Su preocupación nunca han sido las infraestructuras, sino la cuenta de resultados. "Alierta mini-Reuters" ha gestionado la compañía mirando a la pantalla de cotizaciones. Y para mejorar el semblante del título nada mejor que expedientes de regulación de empleo, subcontrataciones y congelación de las inversiones. Pero ahora cambian las tornas. En la "Declaración de Santander" anuncia inversiones de 3.000 euros para el desarrollo de la ADSL de 2004 al 2008. Aspira a convertirse en la primera operadora de móvil de habla hispana salvando la estratégica telefonía fija por la vía de la banda ancha. Llega el Alierta inversor.

 

Ha ocurrido en la mañana del lunes 30 en Santander. ¿El marco? El XVIII Encuentro de las Telecomunicaciones, organizado por la patronal AETIC y la Fundación Telefónica.Alierta se ha desmelenado y ha anunciado inversiones de banda ancha, un sector clave para la creación de riqueza y el crecimiento económico. O sea, inversiones que faciliten al Gobierno cumplir con los programas españa.es y red.es desarrollando la sociedad de la información, que tanto criticaron de las anteriores gestiones populares. Ya no existe excusa tecnológica y Telefónica colabora lealmente con el nuevo Gobierno en el desarrollo de la pomposa sociedad de la información. Esa sociedad que en 2008 puede alcanzar los 7,7 millones de hogares españoles conectados en banda ancha y que en dos años supondrá la mitad de los hogares de la Europa occidental.

 

Por si había alguna duda de la intención de Alierta, recuerda que Telefónica invirtió 1.900 millones de euros en 2003 en I D i, de los que 1.300 millones se invirtieron en España, lo que supone un 10% de la inversión privada y un 24% de lo que destina el sector de las telecomunicaciones. Sólo un poco menos que la cuota que Telefónica ostenta en el conjunto de las telecomunicaciones. Para remachar la faena, Alierta explicó que la operadora que preside es el quinta teleoperadora mundial por cifra de inversión, por detrás de NTT, Deutsche Telekom, BT y France Telecom. Eso sí, que quede claro que no estando en la cabecera inversora, Telefónica es la cuarta operadora del mundo y la primera de habla hispana, con permiso del presidente de la mexicana Telmex, Carlos Slim, debidamente asesorado por el ex presidente del Gobierno, Felipe González.

 

España goza actualmente de 3,3 millones de conexiones de banda ancha, de los que más de 2 millones pertenecen a Telefónica y el resto a los cableros Auna y Ono. El mercado de operadores alternativos es prácticamente inexistente y, en cualquier caso, los precios siempre rondan los mismos 39 euros mensuales. El objetivo para la teleoperadora española es mantener esa posición de privilegio, arañando parte de la cuota que actualmente ostentan los cableros.

 

Para eso ha pedido una mayor flexibilidad regulatoria de la oferta mayorista de ADSL en áreas donde haya competencia en infraestructuras. Es decir, solicita la posibilidad de hundir a los cableros vía precios, haciendo más inviable todavía su negocio de lo que es actualmente, por el camino del cierre practicado por Digital Plus al acceso de películas y retransmisión de partidos de fútbol. De esta forma, la "platajunta" cumple a pies juntillas el espíritu y la letra de las 34 condiciones impuestas por Rato para la fusión. 

 

También solicita la eliminación de las rigideces en la fijación del precio minorista para poder batallar en precio con sus famélicos competidores. En resumen, lo que Alierta demanda es una regulación tarifaria "ex post" en la línea de lo establecido en la actual Ley General de Telecomunicaciones. Es decir, manga ancha para operar sin corsés previos, estableciendo controles a posteriori vía CMT o servicio de Defensa de la Competencia. Y todo eso a cambio de inversiones de 3.000 euros en cuatro años en un negocio "vaca lechera". La verdad es que no parece mucho.

 

Menos todavía es lo invertido en móviles de tercera generación. Alierta anuncia que en el periodo 2003-2006 invertirá 1.000 millones de euros en el despliegue de red al que ya estaba comprometido con el Ejecutivo. Ni Telefónica ni Vodafone ni Amena creen demasiado en las UMTS y sus inversiones son las estrictamente indispensables. Pero da igual.

 

Se trata de envolver las inversiones varias veces para que parezcan más. La misma estrategia seguida por Queipo de Llano en la Guerra Civil. Pero, en cualquier caso, una inversión cercana a los 1.000 millones de euros anuales para la mayor multinacional española en un sector estratégico, no parece una cifra para tirar cohetes. Sólo vale para lavarse la cara ante un Gobierno que podría afearle su falta de inversión. Vale. ¿Aceptará ZP pulpo como animal de compañía?