Sr. Director:

Luego de leer dos veces el escrito que ha lanzado D. Enrique de Diego el viernes al mundo católico a través de ese medio, no he podido menos que dedicar unos minutos a escribir esta breve nota, un gesto de agradecimiento a él como católico comprometido con mi fe.

Dígale a Don Enrique que admiramos hondamente la forma en que ha defendido a nuestra Madre, Nuestra Señora, seguros de lo contento que estarán Dios-Padre, Dios-Hijo y Dios-Espíritu Santo en el cielo, con nuestras fatigas como sus verdaderos hijos aquí en la tierra. 

Dios los bendiga a todos, en especial a los que defienden nuestra fe de los ataques del imperio de la muerte y el misterio de la iniquidad.

Mario R. Saviñón

mrsavinon@yahoo.com