- Más de 30.000 personas han pasado por su capilla ardiente, instalada en el Congreso de los Diputados.
- Entre los homenajes póstumos están: la medalla de la Real Orden de Carlos III, el cambio de nombre del aeropuerto de Madrid o ser nombrado hijo predilecto de la capital.
- Ojalá se le hubiera reconocido su labor más en vida.
- En el funeral, oficiado en la catedral de Ávila, monseñor García Burillo ha instado a seguir el camino del ex presidente a favor de la convivencia.
El expresidente Adolfo Suárez ha recibido sepultura este mediodía en el claustro de la catedral de Ávila y descansa ya junto a su esposa, Ámparo Illana. Pero antes uno de los principales artífices de la Transición española ha recibido un multitudinario adiós en las calles de Madrid y de la ciudad castellana.
Un último homenaje que se suma a los que ha recibido desde que falleciera el pasado domingo, como la medalla de la Real Orden de Carlos III o el cambio de nombre del aeropuerto de la capital, que pasará a llamarse Adolfo Suárez, Madrid-Barajas. Honores que ojalá hubiera recibido en vida por su gran trabajo a favor de la democracia en nuestro país, pero ya se sabe que en España lo de gloriar a las personas en vida tristemente no se lleva.
Entre estos homenajes destaca la capilla ardiente, instalada en el salón de los pasos perdidos del Congreso de los Diputados, por la que han pasado más de 30.000 personas. En la tarde de ayer miles de ciudadanos se congregaron en las calles aledañas a la Cámara baja, llegando incluso hasta la Puerta del Sol, para esperar una media de cuatro horas y despedirse personalmente de Adolfo Suárez.
A veces con paso más rápido y otras algo más lento, hasta pasadas las dos de la madrugada la gente entró en el Congreso. Es de destacar la amabilidad de las Fuerzas de Seguridad y del personal de la Cámara baja en el último tramo de la fila, que saludaban a la gente. Solo ya el mero hecho de subir la escalinata y entrar por la puerta, reservada a actos especiales, le daba al asunto un gran aire de solemnidad. La primera estancia por la que uno pasaba se encontraba llena de coronas florales, cuyo olor impregnaba cada rincón de la misma y de la contigua. Ya en la puerta del salón de los pasos perdidos, la vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, recibía a los ciudadanos y era la única nota discordante, pues tuvo un particular episodio con una silla de ruedas que, en su opinión, ralentizaba la marcha de la fila.
Al entrar en el salón, donde se encontraba el féretro de Adolfo Suárez, acompañado de su familia y de otras personalidades, el ambiente de respeto era impresionante y emotivo. El recorrido por esta estancia era solo de unos cuantos segundos, pero a la salida los asistentes coincidían en dos pensamientos: la larga espera había merecido la pena y tristemente viendo la clase política actual no tenemos políticos de su talla.
La capilla ardiente ha durado hasta las 10:00 horas de la mañana de este martes, después ha tenido lugar fuera del Congreso el último adiós de Madrid a Suárez. El féretro ha sido colocado en un armón de artillería, ha sonado el himno nacional, toque de oración y salvas de honor. A continuación ha tenido lugar un desfile desde la Carrera de San Jerónimo hasta la plaza de Cibeles, en el cual han sonado bastantes aplausos y vivas. Un recorrido en el que la familia ha estado acompañada por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y otros muchos representantes políticos, además de por los escuadrones de los tres cuerpos del Ejército (Tierra, Mar y Aire) y de la Guardia Civil, que portaban sus armas a la funerala en señal de luto, es decir, con la cabeza hacia abajo.
Desde la plaza de Cibeles el féretro ha sido introducido en un coche fúnebre y todo el cortejo ha emprendido el viaje hasta Ávila. Allí, tras un recorrido por las calles de la ciudad, ha tenido lugar el funeral, que ha presidido el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, quien ha instado a seguir el camino de Adolfo Suárez a favor de la convivencia y ha recordado algunas de las palabras del expresidente: "Sin Amparo y sin mis hijos no habría dado lo mejor de mí mismo en el servicio a España". Las cuales ilustran a la perfección la importancia de su familia.
Después del funeral el féretro ha procesionado hasta el claustro de la catedral abulense, donde ha recibido sepultura. De esta forma descansará junto a su querida esposa, Amparo Illana, cuyos restos ya se habían trasladado a este lugar en estos días.
Es el segundo día de luto oficial por la muerte de Adolfo Suárez y seguramente los homenajes se seguirán sucediendo, además el próximo lunes tendrá lugar el funeral de estado. Solo nos queda darle las gracias a este político excepcional, pues con su pérdida la palabra democracia se ha quedado un poco huérfana. Ojalá se hubiera reconocido tu inmensa labor más en vida y no póstumamente.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com