Hablaba mientras en RTVE se escenificaba el bipartidismo que se pretende perpetuar en el sistema: el candidato del PSOE, Juan Fernando López Aguilar, frente al Popular, Jaime Mayor Oreja, ambos buscando diferenciarse para mantener la llama sagrada de la alternancia... alternancia entre dos.
Pues bien, Hannan y su socio, el secretario general de Alternativa Española, Rafael López Diéguez comentaban el silencio mediático sobre el resto de partidos que no sean los del arco parlamentario, cada vez más reducido a dos: PSOE y PP. Más pesimista López Diéguez, menos Hannan, cuyo planteamiento es muy similar al que hemos expresado en Hispanidad tantas veces: el cartel -los medios tradicionales, de prensa, radio y TV- ya no deciden qué es noticia. El cartel ya no tiene el monopolio. Pone un ejemplo durante la reciente intervención del primer ministro británico, el laborista Gordon Brown, en el Parlamento europeo. Hannan le respondió en nombre de los euro escépticos. Ni un solo multimedia del oligopolio -el cartel, como prefiere llamarse Hannan- mencionó al disidente, pero el vídeo colgado en youtube ha sido visitado por cienos de miles de personas.
En definitiva para romper el sistema, tanto político como mediático, se basta y sobra Internet. La red, no lo olvidemos, resulta incontrolable para los poderosos y un paraíso de libertad. Es cierto que, por mor de esa libertad, en la WWW está lo mejor y lo peor, como siempre ocurre en todo ente libre. Por eso, los partidos políticos, bancos y empresas y editores odian tanto la información que circula por la red. No es que le falte rigor, es que es incontrolable. Internet acabará con el actual sistema político, con el actual modelo económico y con el actual oligopolio mediático. Y para bien, por un mayor pluralismo.
Así, Hannan anuncia sorpresas, especialmente porque al fenómeno Internet se le une el divorcio entre partidos tradicionales y público. Se calcula que en el conjunto de Europa podría votar una tercera parte del electorado -en el mejor de los casos, aunque otros rebajan ese porcentaje hasta un 25% de votantes.
En España es otra cosa, porque en España, el país más europeísta de Europa, se vota en clave nacional. Nuestro país es aquel en el que el bipartidismo resulta más difícil de romper, quizás porque en España no se vota a favor de algo sino contra alguien. En concreto, una de las grandes palancas electorales en España es la cristofobia.
Por cierto, conviene prestar atención a la imagen de los eurodiputados españoles.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com