Ocultados por el humo del triste acontecimiento de la muerte de nuestro expresidente, han pasado bastante desapercibidas las brutales agresiones de unos energúmenos a la sociedad española y su patrimonio.
El sábado 22, un ejército de delincuentes turbó la paz de Madrid, atacaron a la esencia de la democracia y nos ofendieron a todos los ciudadanos. No tenían ningún otro motivo que su irresponsable deseo de generar violencia, crueldad y tensión. Estamos llegando a una situación por la que las autoridades deben tomar medidas, aunque sean impopulares, para frenar a estos salvajes, o el peligro para todos irá creciendo.
Pocos reproches se han oído contra estos bestias -tal vez por haber prestado más atención al otro evento- por parte de la sociedad, los políticos y la prensa. No podemos consentir semejantes atrocidades y hay que parar, de una vez por todas, los pies al vandalismo organizado.
Es incomprensible que cierto partido político, al estilo de Bildu, no haya condenado con rotundidad esta barbarie. Va siendo hora de que, ante hechos de este calibre, las fuerzas políticas se unan para reprobarlas, olvidarse un poco de sus intereses electorales y ocuparse más del pueblo.
También va siendo hora de que la Justicia actúe con contundencia contra todo signo de crueldad, como la de estos cafres, contra los ciudadanos españoles. No estamos dispuestos a consentir más atentados violentos como este, con la agresión de forma impune a nuestra policía, los hombres que cuidan de nuestra seguridad con riesgo de su vida.
"Puedo exigir y exijo" a nuestros representantes políticos que se acuerden del pueblo y lo defiendan frente a la ofensiva de los descerebrados de esta kale borroka.
Pablo D. Escolar